Europa se viste de azul, con peligrosos lunares grises

 |  23 de noviembre de 2011

 

En ocasiones, con un buen gráfico interactivo basta para ver la gran fotografía. En este caso hay que darle las gracias al diario británico The Guardian.

Para ver ese gráfico, por favor haga clic aquí: Europa se tiñe de azul.

A finales de 1999 se produjo el cénit de los partidos denominados de izquierda, que dominaban en la mayoría de los países de la Unión Europea, a excepción de Irlanda, España y Finlandia. Desde entonces, salvo el vaivén de 2004, el continente se ha ido tiñendo de azul conservador. En estos momentos, partidos de izquierdas gobiernan en Dinamarca, Austria, Eslovenia y Chipre. En el resto, gobiernos de derecha dominan la escena política, en solitario o en coalición con los liberales.

Al vestido azul que viste Europa en estos momentos, sin embargo, le han salido tres preocupantes lunares grises, de acuerdo con los colores utilizados por The Guardian.  ¿En qué zona? En Italia, Grecia y Bélgica. En los dos primeros casos, gobiernos denominados tecnócratas han tomado las riendas del país. En el caso belga, Bruselas lleva casi año y medio con un ejecutivo en funciones. El último intento de formar gobierno ha acabado con la dimisión del socialista Elio di Rupo. Las divergencias han girado, sobre todo, en torno al presupuesto para 2012. La UE exige a Bélgica recortar el déficit por debajo del 3%.

La capacidad de tecnócratas como Mario Monti, en Italia, o Lukas Papademos, en Grecia, de sortear una crisis de marcado carácter europeo e internacional, es puesta en duda. La desconfianza en la periferia de la zona euro ha seguido creciendo a pesar de los cambios. En estos momentos, el contagio se extiende a otros miembros del club de la moneda única como Francia, Holanda y Austria, cuyos diferenciales con el bund alemán también han subido.

Los detalles de los planes de Monti, como los del nuevo presidente español, el conservador Mariano Rajoy, no se conocen, pero sí sus líneas maestras. Endurecimiento de los recortes y reformas para liberalizar la economía e impulsar el crecimiento. Los mercados sin embrago parecen dudar de que se puedan acometer en paralelo políticas de expansión y reducción del déficit, como se ha visto en Grecia.

El nudo gordiano parece estar, con todo, en el papel desempeña el Banco Central Europeo (BCE). Las voces a favor de una intervención decidida del BCE mediante compra de bonos de los países en apuros crecen, también en Francia. Por el momento, Berlín se opone, alegando que la función fijada para el BCE es la de mantener la estabilidad de los precios.

 

Para más información:

José Enrique de Ayala, «Carta de Europa: El ascenso de la extrema derecha en la Unión Europea». Política Exterior núm. 143, septiembre-octubre 2011.

Ulrike Guérot y Mark Leonard, «Conseguir la Alemania que Europa necesita». Política Exterior núm. 142, julio-agosto 2011.

José Enrique de Ayala, «Carta de Europa: Estrangulamiento económico de los países periféricos». Política Exterior núm. 142, julio-agosto 2011.

 

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