la democracia del conocimiento

 |  22 de noviembre de 2011

 

La democracia del conocimiento. Por un sociedad inteligente, de Daniel Innerarity. Editorial Paidós. Barcelona, 2011. 256 págs. 20 euros.

 

En plena resaca electoral, con el ánimo sombrío por un panorama económico y político que no terminamos de aclarar, nos llega un libro sobre los principales problemas de la democracia y sus posibles vías de solución. “Estos problemas son menos problemas de voluntad política que fallos cognoscitivos que hemos de resolver con un mejor conocimiento de las complejas realidades que gobernamos y con unos instrumentos de gobierno cuya calidad es manifiestamente mejorable” apunta Daniel Innerarity, el autor de La democracia del conocimiento.

El conocimiento, más que un medio para saber es un instrumento para convivir, explica Innerarity, catedrático de Filosofía política y social en la Universidad del País Vasco y director del Instituto de Gobernanza Democrática. “Su función más importante no consiste en reflejar una supuesta verdad objetiva, adecuando nuestras percepciones a la realidad exterior –aclara–, sino en convertirse en el dispositivo más poderoso a la hora de configurar un espacio democrático de vida común entre los seres humanos”.

En estos tiempos vertiginosos se habla de la sociedad del conocimiento con gran entusiasmo, sin advertir las dificultades y exigencias que comporta. Como expone el autor, el discurso acerca de la sociedad del conocimiento es “ilimitadamente optimista”, pues el saber es un recurso que aparentemente no se agota. “Nos hemos acostumbrado a celebrar la accesibilidad de la información como si eso nos hiciera automáticamente sabios –afirma Innerarity– y pasamos por alto la nueva ignorancia a la que parece condenarnos la complejidad informativa”.

La sociedad del conocimiento no carece de inconvenientes, claro está. Solo a partir de la constatación de sus paradojas estaremos en condiciones de entender en qué sentido esta sociedad nos exige una peculiar “gestión de nuestra ignorancia”. Porque según Innerarity, se habla de sociedad de la información o el conocimiento cuando en realidad sería mejor decir sociedad de la desinformación y del desconocimiento. ¿A qué se debe esto? A tres causas –explica el filósofo–: el carácter no inmediato de nuestra experiencia del mundo, “un mundo de segunda mano”; el exceso de información o “infointoxicación”, y las mediaciones tecnológicas a través de las cuales nos relacionamos con la realidad, lo que Innerarity ha llamado el “usuario sumiso”. En resumen: vivimos en una sociedad que es más inteligente que cada uno de nosotros.

Esta sociedad emergente exige gobernar el conocimiento, gestionar la ignorancia. Porque el conocimiento y sus aledaños: las políticas de la ciencia y la innovación, el asesoramiento político a los gobiernos, la evaluación de las políticas públicas, la comprensión de las actuales transformaciones sociales o la competencia cognoscitiva de los reguladores, son ámbitos donde se decide no sólo la prosperidad económica sino, fundamentalmente, la calidad democrática. “Las políticas del conocimiento y a través del conocimiento se nos han convertido en un asunto de ciudadanía democrática, donde nos jugamos muchos problemas teóricos pero,  principalmente, la calidad de nuestro espacio público”, concluye Innerarity.

 

2 comentarios en “la democracia del conocimiento

  1. Todavía no he podido leer el libro, pero me gustaría saber (por si alguien lo ha hecho) qué diferencias y similitudes tiene «la democracia del conocimiento» (D. Innirarety)con la democracia cognitiva conocida como «e-cognocracia» (J.M. Moreno-Jiménez), planteada en 2003.

  2. Donde puedo comprar el libro en argentina. Y si hay algun libro edicion electronica.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *