Cumbre de los líderes del G7 el 16 de junio de 2025 en Kananaskis, Alberta. GETTY.

La disrupción de Trump en Canadá deja al G7 en una encrucijada

La salida anticipada del presidente Trump de la cumbre del G7 en Kananaskis puso de manifiesto las fracturas existentes dentro del grupo. Los llamamientos de Trump para readmitir a Rusia y su aversión al multilateralismo socavaron los avances en cuestiones clave.
Alan Alexandroff
 |  27 de junio de 2025

Podría haber sido peor, mucho peor. La salida anticipada del presidente estadounidense Donald Trump de Kananaskis y de la cumbre del G7, que declaró necesaria para hacer frente a la guerra entre Israel e Irán, dejó al primer ministro canadiense Mark Carney con su cumbre prácticamente intacta.

Esta era la primera cumbre del G7 organizada por Carney. Aunque era nuevo en el cargo de primer ministro, ya tenía experiencia en cumbres de alto nivel como director del Banco de Canadá y del Banco de Inglaterra. Pero la celebración de esta cumbre del G7 en Kananaskis se volvió muy delicada con el regreso de Donald Trump como presidente de Estados Unidos y, con él, las renovadas preguntas sobre el papel de Estados Unidos en el orden mundial.

El G7 comenzó como una agrupación informal de las principales democracias liberales. Convocada inicialmente como G6 –Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, Japón y Estados Unidos– en Rambouillet en 1975, se convirtió en el G7 con la inclusión de Canadá en 1976. Rusia se unió formalmente en 1998, pero fue suspendida tras su ocupación de Crimea en 2014. A su vez, Rusia decidió salir del G7 en 2017, permaneciendo en el G20 y el BRICS.

En Kananaskis, Trump volvió a sugerir que estaba a favor de volver al G8. Como dijo a los periodistas antes de partir, “el G7 solía ser el G8… Yo diría que fue un error expulsar a Rusia, porque creo que ahora no habría una guerra”.

Lo que Trump olvida es que el G7 siempre fue un grupo de Estados con ideas afines que promovía los valores democráticos liberales y apoyaba las medidas políticas democráticas. El G7 fue en su día el lugar donde Estados Unidos colaboraba con aliados afines en cuestiones globales importantes, como el conflicto entre Irán e Israel. Las críticas de despedida del presidente francés Emmanuel Macron a Trump por atreverse a decir que abandonaba la cumbre para buscar un alto el fuego entre Israel e Irán subrayaron el desprecio de Trump por el foro.

Carney hizo todo lo posible por mantener la coherencia bilateral y del grupo. En el ámbito bilateral, anunció tempranamente que Canadá alcanzaría el objetivo de gasto en defensa del 2 % de la OTAN cinco años antes de lo previsto inicialmente. Se trató de una “medida astuta y necesaria”, que ayudó al secretario general de la OTAN, Mark Rutte, a confirmar que se esperaba que todos los Estados miembros alcanzaran el objetivo de gasto del 2 % de la alianza para 2025.

Carney también invitó a los líderes de Brasil, Sudáfrica, India, Emiratos Árabes Unidos, Corea del Sur, México, Ucrania y Australia. Si bien la inclusión del presidente ucraniano Volodímir Zelenski estaba vinculada a las sanciones a Rusia, otros esperaban mantener reuniones bilaterales con Trump. El propio Carney esperaba minimizar el tiempo que los líderes pasaban juntos, dejando mucho espacio para las reuniones bilaterales y las interacciones sociales. Sin embargo, al final, la salida anticipada de Trump dejó a muchos líderes sin la oportunidad de exponer sus argumentos a Trump, en particular sobre los aranceles.

La sombra inmediata sobre todas estas discusiones fueron los diversos aranceles que Trump había impuesto a los participantes. Los aranceles de Trump sobre el acero y el aluminio siguen siendo un tema apremiante, no solo para Canadá, sino también para otros países. Aunque la reunión entre Trump y Carney el primer día de la cumbre pareció constructiva, no se llegó a ningún acuerdo. Al parecer, era necesario seguir negociando.

Para evitar fricciones, Carney anunció por adelantado que no habría comunicado conjunto. El riesgo evidente de que Trump no estuviera de acuerdo llevó a Canadá a determinar que solo habría una declaración del presidente. Canadá, como anfitrión, también emitió seis declaraciones más, cuatro de ellas firmadas por los líderes del G7 y otras dos firmadas por terceros países. La importancia de no exigir un comunicado conjunto quedó patente cuando Trump se negó inicialmente a firmar la declaración sobre Israel e Irán, y solo accedió tras introducirse algunos cambios.

Al final, Carney resumió las prioridades de la cumbre como “proteger nuestras comunidades y el mundo, construir la seguridad energética y acelerar la transición digital, y garantizar las alianzas del futuro”.

Aun así, la insistencia de Trump en la adhesión de Rusia pone de manifiesto una tensión más profunda. Si los valores democráticos liberales son el núcleo del G7, la reintegración de Rusia es inviable. Se han promovido sugerencias para añadir Estados democráticos liberales de la región indopacífica, como Corea del Sur y Australia, pero Trump 2.0 hace que estas iniciativas sean poco probables. En cuanto a la incorporación de participantes del Sur Global, ya existe un grupo más amplio de participantes democráticos y emergentes del Sur Global en el G20.

El liderazgo estadounidense ha estado arraigado en el G7 durante mucho tiempo, pero con Trump, el grupo parece incapaz de actuar con determinación y avanzar en las medidas necesarias para hacer frente a los numerosos retos de la gobernanza mundial actual. Se ha hablado repetidamente de cuestiones clave como el cambio climático, la reforma de las instituciones financieras y la crisis de la deuda, pero esa agenda no va a ser abordada con Trump 2.0.

El G7 bien podría ser convertirse en un G6. Pero para que esto ocurra, los miembros del G7 deben estar dispuestos a actuar sin Estados Unidos. Es posible, pero requiere que los líderes crean que pueden actuar como una coalición iniciadora, con o sin Washington. De lo contrario, es probable que el G7 vague sin rumbo durante al menos los próximos tres años. Eso sería una lástima.

Artículo traducido del inglés. Publicado originalmente en East Asia Forum (EAF).

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