Proliferación: Irán, cada vez más cerca de la bomba

 |  14 de noviembre de 2011

 

Esta semana en Informe Semanal de Política Exterior: Irán.

El último informe sobre el programa nuclear iraní del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) señala nuevos indicios de que Teherán prosigue con sus esfuerzos por hacerse con una bomba atómica, a pesar de que el régimen lo presente como exclusivamente civil.

El OIEA no lo puede demostrar, entre otras cosas porque a las dificultades técnicas se añaden las maniobras de ocultación de los iraníes, aunque esto no mitiga el nerviosismo en la región, particularmente en Israel.

Más bien al contrario. Debido a que Teherán se ha cuidado mucho de permitir a los inspectores del OIEA realizar con libertad su trabajo, las zonas de sombra en sus conclusiones refuerzan la sospecha de que Irán está empeñado en desarrollar cuanto antes la dimensión militar de su programa atómico.

Lo que sí está suficientemente demostrado es el avance iraní en la tecnología de misiles. Misiles y cabezas nucleares son elementos complementarios del desarrollo de un arsenal atómico. Mientras la comunidad internacional debate si debe presionar más a su régimen para que abandone esa carrera, Irán sigue dotándose de centrifugadoras y de combustible nuclear, gracias a una cualificada comunidad científica y a la ayuda exterior de Estados y compañías privadas que escapan al régimen de sanciones de la ONU.

Según informes filtrados de la CIA, Irán interrumpió su I+D en armas nuclea­res en 2003. Sin embargo, otras fuentes de inteligencia señalan que la ha retomado en los últimos años en centros como el de Parchin, donde hay cuando menos varias instalaciones sospechosas. Por otra parte, Irán cuenta con uranio enriquecido para fabricar cuatro bombas atómicas, que podrían estar listas en un plazo de dos años si avanza en el diseño de cabezas nucleares.

El ministro iraní de Asuntos Exteriores, y antes alto funcionario con responsabilidades en materia nuclear, Alí Akbar Salehi, ha respondido al informe del OIEA expresando su desprecio a “esas especulaciones”, insistiendo en el carácter político de la controversia desatada.

Pero nadie duda de la colaboración de científicos como el ruso Vyacheslav Danilenko y el pakistaní Abdul Qadeer Khan (o de países como Corea del Norte) con el programa nuclear iraní. No es casual que Irán haya sido objeto de ciberataques como el ejecutado por el virus Stuxnet contra sus centrales nucleares o el asesinato de varios de sus científicos, el último de ellos Majid Shahriari, en el mismo Teherán en noviembre de 2010.

El problema es que los iraníes han aprendido varias lecciones de esos actos de sabotaje: ahora ocultan y protegen mucho mejor sus programas y a sus científicos. Y a quienes les amenazan con ataques militares, les han prometido una escalada bélica que incendiaría Oriente Próximo y estrangularía la economía mundial al interrumpir el suministro de petróleo del Golfo.

La única salida de la comunidad internacional son las sanciones. Una de ellas es un embargo comercial para impedirle exportar hidrocarburos. Pero eso es algo que China, Rusia y varios países más, que no han olvidado el fiasco de las supuestas armas de destrucción masiva iraquíes, ya han advertido que frenarán en el Consejo de Seguridad de la ONU.

Para ver el índice completo del último Informe Semanal de Política Exterior, haga clic aquí.

 

Para más información:

Catalina Gómez Ángel, «Arabia Saudí-Irán, guerra fría entre musulmanes». Política Exterior núm. 144, noviembre-diciembre 2011.

Paulo Botta, «Los Estados árabes ante el programa nuclear iraní». Política Exterior núm. 139, enero-febrero 2011.

Mariano Aguirre, «¿Cómo evitar en Irán una profecía autocumplida?». Política Exterior núm. 139, enero-febrero 2011.

Luciano Zaccara, «Irán y EE UU: ni sanciones ni intervención». Política Exterior núm. 139, enero-febrero 2011.

 

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