Puerto de Oakland el 20 de mayo de 2025 en Oakland, California. El puerto de Oakland registró una disminución del 14,7 % en el volumen total de carga en abril, tras la entrada en vigor de los aranceles impuestos por la administración Trump. GETTY.

¿Qué debería perseguir la UE en el acuerdo comercial con Trump?

La UE debería planificar tanto a corto como a largo plazo las negociaciones comerciales con Estados Unidos. Podría haber cierto margen para alcanzar un acuerdo centrado en facilitar las importaciones de GNL y reforzar la cooperación reguladora.
Ignacio García Bercero
 |  29 de mayo de 2025

Desde la suspensión por parte del presidente Trump de los denominados “aranceles recíprocos” superiores al 10 % el 9 de abril, Estados Unidos ha anunciado acuerdos comerciales con Reino Unido y China (el 8 de mayo y el 12 de mayo, respectivamente).

El acuerdo con Reino Unido ofrece un arancel preferencial (TRQ) para las exportaciones británicas de acero, aluminio y automóviles, a cambio de concesiones favorables para la carne de vacuno y el etanol estadounidenses. El acuerdo con China revoca el aumento del 115 % de los aranceles que ambas partes introdujeron a principios de abril.

Los dos acuerdos no detallan las futuras etapas de las negociaciones bilaterales, siendo probable que el Congreso reaccione muy negativamente a cualquier acuerdo para eliminar los aranceles sin la aprobación previa del Congreso a través de la Autoridad de Promoción del Comercio. El acuerdo con Reino Unido sustituye los aranceles del 25 % por contingentes arancelarios, aunque Reino Unido es solo un pequeño exportador y no está claro si EEUU está dispuesto a hacer ofertas similares a grandes exportadores, como la Unión Europea y Japón.

¿En qué situación queda la UE? Como pilar del sistema comercial, la UE solo puede ofrecer reducciones arancelarias sobre la base del trato de nación más favorecida (TMF), no pudiendo aceptar un acuerdo que mantenga los aranceles estadounidenses en niveles más altos que los de la UE para casi todos los productos. En este momento, a pesar del anuncio de la subida al 50%, los aranceles medios de EEUU sobre la UE son superiores al 10 %, mientras que los aranceles medios de la UE son inferiores al 2 %. Por lo tanto, la UE debería impugnarlo a través de la Organización Mundial del Comercio (OMC), preferiblemente como parte de una coalición más amplia.

A corto plazo, el principal objetivo de negociación de la UE debería ser limitar el impacto de los aranceles sectoriales de EEUU. La UE podría acordar no tomar represalias contra los aranceles estadounidenses sobre el acero, el aluminio y los automóviles si se le conceden contingentes arancelarios que mantengan los niveles comerciales actuales. También sería fundamental evitar nuevos aranceles sobre exportaciones importantes para la UE, como los productos farmacéuticos y a la aviación. Mientras tanto, la eliminación gradual de las importaciones de gas ruso por parte de la UE abre nuevas oportunidades de mercado para las importaciones de gas natural licuado (GNL) estadounidense, aunque cualquier compromiso de la UE en materia de importaciones de GNL no debería discriminar a otros proveedores no rusos.

En cuanto a las cuestiones reglamentarias, el principio fundamental debería ser que cualquier medida acordada con EEUU sea coherente con el marco regulatorio de la UE y debe implicar compromisos equilibrados por ambas partes. Si se respetan estos parámetros, podría haber margen para avanzar en los acuerdos de evaluación de la conformidad y de reconocimiento mutuo en sectores como el automovilístico y el farmacéutico. También podría ser interesante entablar un diálogo sobre la aplicación de la normativa digital, incluida la inteligencia artificial.

Una cuestión importante será la posición que adopte la Unión con respecto a las negociaciones entre Washington y Pekín. El principal riesgo es que las empresas estadounidenses obtengan un acceso preferencial al mercado chino. Para limitar esos riesgos, en la Cumbre UE-China de julio debería acordarse un inicio de conversaciones sobre la facilitación del comercio y la inversión mutuamente beneficiosos, y debería reafirmarse el compromiso de cooperar en una reforma ambiciosa de la OMC, incluidas las cuestiones relacionadas con la igualdad de condiciones.

En la medida en que EEUU también trate de abordar cuestiones estructurales, como los desequilibrios macroeconómicos o el papel de las subvenciones en la distorsión de los mercados mundiales, la UE debería estar dispuesta a cooperar con Washington y a explorar la posibilidad de negociar en un marco plurilateral. No obstante, la cooperación bilateral con EEUU no debería comprometer el respeto de las normas de la OMC ni la autonomía de las relaciones comerciales y de inversión de la UE con China.

Las negociaciones deben estar, en todo caso, respaldadas por una amenaza de represalias sustanciales en caso de que fracasen las conversaciones. Las represalias de la UE contra los aranceles estadounidenses sobre el acero y el aluminio ya están previstas para aplicarse automáticamente a mediados de julio, a menos que se alcance un acuerdo satisfactorio. El 8 de mayo, la Comisión Europea inició una consulta sobre una lista de represalias arancelarias por valor de 95 000 millones de euros y una lista de restricciones a la exportación de chatarra de acero y determinados productos químicos por valor de 4 400 millones.

Se trataría de la represalia más amplia jamás adoptada por la UE, aunque su cobertura comercial es mucho menor que la de los aranceles estadounidenses. Por lo tanto, la estrategia de la UE parece consistir en mantener por ahora las represalias en el sector de los bienes, mientras se prepara para ampliarlas a los servicios y la contratación pública en caso de una nueva escalada por parte de EEUU. La UE también presentará una demanda ante la OMC contra los aranceles recíprocos y los aranceles sobre los automóviles estadounidenses.

En resumen, podría haber cierto margen para alcanzar un acuerdo centrado en facilitar las importaciones de GNL y reforzar la cooperación reguladora. A falta de una solución satisfactoria sobre los aranceles sectoriales, la UE tendría que adoptar medidas de reequilibrio, al tiempo que prosigue el procedimiento ante la OMC contra el arancel básico del 10 % de Trump y los aranceles estadounidenses sobre los automóviles y, posiblemente, otros sectores. Si Washigton acaba introduciendo un arancel más alto sobre la UE, debería aplicarse una represalia total, con la opción de aumentar aún más los aranceles e introducir restricciones a los servicios y la contratación pública.

Artículo traducido del inglés de la web de Bruegel.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *