Fotograma de '2001, una odisea en el espacio' (Stanley Kubrik, 1968) con HAL 9000, el ordenador a bordo de la nave espacial Discovery que utiliza la inteligencia artificial. WALLPAPERSAFARI

Recorrido visual por #PolExt193

Repasamos fotografía a fotografía, mapa a mapa, el número de enero/febrero de 'Política Exterior'.
Política Exterior
 |  10 de febrero de 2020

Sin vuelta atrás.

«En poco tiempo se ha precipitado un nuevo marco de referencia político, financiero y social, mediante el cual Europa hace de este desafío una prioridad. En otras palabras: la emergencia climática como vertebradora en buena medida de la agenda política de la Unión en la próxima década, algo que no tiene vuelta atrás». Teresa Ribera. Emergencia climática y política exterior.

Frágil tregua.

«La clase política y la sociedad estadounidenses se sienten decepcionadas, si no engañadas, por la conducta económica y la evolución política, interior y exterior, de China. Son muchos los que creen que se impone la adopción de una línea más dura». Eugenio Bregolat. Tregua en la guerra económica.

Una generación que dice ‘No’ al PCCh.

«Gracias a su auge y gigantesco mercado, China plantea una alternativa a las democracias occidentales, cuestionadas por la decadencia que sufren desde la crisis económica de 2008. Pero no puede resolver un problema político, que se podía haber arreglado fácilmente con la retirada a tiempo de la ley de extradición, porque su sistema autoritario no admite errores y no puede ser cuestionado. En Hong Kong, China no solo se juega su mayor crisis política de las tres últimas décadas, sino su lugar en el mundo». Pablo M. Díez. Hong Kong rompe con China.

We happy few.

«La evidencia de los problemas distributivos de la economía digital empieza ya a ser abrumadora. En el último informe del Grupo de Estudio sobre el Futuro del Trabajo del MIT se constata que se ha producido una divergencia entre el crecimiento en productividad de la economía en el agregado y la mediana de las rentas del trabajo. Esto nos indica que solo unos pocos emprendedores y trabajadores altamente cualificados se están beneficiando del proceso de transformación tecnológica.». Manuel Muñiz. Tecnología y orden global.

Cibercolonización.

«En contra de la extendida idea de que la revolución digital necesariamente desencadena la descentralización económica, existe la posibilidad de que la IA provoque o refuerce procesos de centralización del poder en manos de unos pocos actores. Gracias a las economías de escala y de alcance, a los efectos de red y a otras ventajas fundamentales ofrecidas por la economía digital, los imperios digitales aceleran la concentración de poderes en los ámbitos económico, militar y político». Nicolas Miailhe, Cyrus Hodes, Caroline Jeanmaire, R. Buse Çetin y Yolanda Lannquist. Geopolítica de la inteligencia artificial.

Cautivos tecnológicos.

«La rivalidad entre los grandes poderes mundiales de hoy, principalmente EEUU y China, ha destruido las relaciones de confianza. […] La consecuencia es que muchos gobiernos están haciendo grandes esfuerzos para construir un sistema autárquico tecnológico y digital que les permita protegerse de potenciales amenazas, lo que fomenta el riesgo de crear un decoupling tecnológico creando compartimentos digitales estancos». Christoph Steck. La fragmentación del mundo tecnológico.

La tecnociencia despega.

«La irrupción en las últimas décadas de compañías hijas de la tecnociencia, que disponen de recursos económicos extraordinarios y cuyo ámbito de actuación es mundial, ha debilitado las capacidades de maniobra y de establecer normas específicas por parte de los Estados. A pesar de que el mundo está formalmente organizado en base a tales “unidades” políticas, la realidad es cada vez más compleja. Urge, en definitiva, repensar políticamente el mundo». José Manuel Sánchez Ron. Presente y futuro tecnocientífico.

Nuevo liderazgo.

«Los próximos cinco años van a ser cruciales para el proceso de integración, y no solo por las nuevas prioridades y orientaciones que acompañan a estos cambios al frente de las instituciones de la Unión Europea. En los países miembros están sucediendo muchas cosas, de cuya evolución dependerá en buena medida la suerte de nuestro destino común. Bruselas, sin olvidar a Fráncfort, es el lugar donde se adoptarán, o se aplazarán, las decisiones más relevantes para el futuro de la UE». Joaquín Almunia. El nuevo ciclo político europeo (2020-2024).

El final del camino.

«En la consumación del Brexit Reino Unido recupera soberanía, pero pierde poder. A la suma de los perjuicios económicos y a la disminución del poder blando o de atracción de Reino Unido, se añade el impacto negativo sobre el sistema constitucional británico. […] Una vez falta el anclaje de la integración europea, los equilibrios internos entre sus cuatro naciones y la garantía de la cohesión territorial se debilitan. Justo lo contrario de lo que decía el eslogan entonado por los alegres partidarios del Brexit: “Recuperemos el control”». José M. de Areilza Carvajal. La Unión Europea y Reino Unido al final del Brexit.

Latinoamérica se lanza a las calles.

«Si bien los detonantes de la movilización social son propios de cada país, hay elementos transversales que, en mayor o menor medida, están presentes en el conjunto de la región. La causa de las movilizaciones a la que más se ha aludido es la desigualdad. No se puede olvidar que América Latina es la región más desigual del mundo. De hecho, ocho de los 10 países más desiguales del mundo son latinoamericanos: Brasil, Honduras y Colombia encabezan la lista. La gravedad de la situación bien parece justificar la salida masiva de los ciudadanos a las calles». Erika Rodríguez Pinzón. La movilización social sacude América Latina.

Adiós, Evo.

«Bolivia está lejos de una pacificación social. La polarización como resultado de la confrontación social, tras los comicios electorales y la interrupción presidencial, evidencia una vez más que las diferencias de clase y etnia no han sido superadas en estos casi 14 años de lo que se denominó “proceso de cambio”». María Reneé Barrientos. Bolivia, ocaso del ‘proceso de cambio’.

L’intellectuel.

«Este no es ni un libro ruso, ni un ensayo anglosajón, por más que en él se vuelva a citar, como en El capital en el siglo XXI, a Jane Austen. Capital e ideología es un libro profundamente francés que hace un abrumador uso de los datos, de la historia y de la ciencia política para tratar de demostrar que han sido las ­ideas –mejor aún, la ideología– y no la lucha de clases o la tecnología quienes han conformado nuestras sociedades y han perpetuado la desigualdad». José Juan Ruiz. La Historia como debate de ideas.
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