Alejandro Solalinde: “En 15 días sabremos la verdad”

 |  28 de octubre de 2014

El 26 de septiembre desaparecieron 43 estudiantes indígenas de la paupérrima escuela normal rural de Ayotzinapa, Iguala, en el estado mexicano de Guerrero. Habían sido detenidos por la policía municipal. Uno de ellos, Julio César Mondragón, apareció desollado pocos días después: le habían arrancado vivo la piel de la cara. Durante la búsqueda de los jóvenes desaparecidos, México ha asistido con horror al descubrimiento de numerosas fosas comunes, pero nada se sabe aún del paradero de los estudiantes de magisterio. Nada, salvo las terribles declaraciones que un testigo, anónimo por su seguridad, hiciera al padre Alejandro Solalinde, Premio Nacional de Derechos Humanos de México en 2012 por su labor de ayuda a los migrantes, a través del albergue Hermanos en el Camino: “A algunos de ellos los quemaron vivos”. El padre Solalinde inició en Twitter la campaña para la destitución del ahora exgobernador de Guerrero, Ángel Aguirre Ribero. Le siguieron 50.000 personas.

 

María José Martínez Vial: ¿Quiénes son los estudiantes desaparecidos? He llegado a leer que podrían estar vinculados con el narcotráfico. ¿Qué opina de esas acusaciones?

Padre Solalinde: No están vinculados con el narco ni con el crimen organizado. Para nada. La desaparición de los 43 jóvenes es responsabilidad del Estado. Son estudiantes. De una normal (escuela rural indígena de magisterio) muy pobre y muy crítica, por tradición, con el statu quo. Los normalistas miran las cosas desde los pobres. De ahí a los cárteles… ¡para nada! Los que sí están vinculados son los Estados de Michoacán, Guerrero, Tamaulipas…  Esos Estados sí están completamente cooptados por la delincuencia.

El crimen organizado ha penetrado todas las instituciones de función pública de México. Por ejemplo, el Ejército, la Marina, las corporaciones policíacas no se diga… Funcionarios municipales, presidentes, alcaldes, gobernadores…

El gobierno está diciendo que los estudiantes están ligados a los cárteles de  la droga para quitarse la responsabilidad de su desaparición. La policía fue la que hizo todo eso. Fue la que disparó por órdenes de la autoridad, quien mató, quien desolló, quien se los llevó… Esa desaparición forzada fue en patrullas oficiales y por personal autorizado, por policías. Estamos ante un crimen de Estado.

MJMV: Pero, ¿quién da la orden?

Padre Solalinde: No se da una orden de manera aislada. Son órdenes que se comparten. El gobernador (del Estado de Guerrero) sabría. Porque algo así no se hace a espaldas. Este avisa al ministerio del Interior y a la PGR (Procuraduría General de la República).

Esto no es nuevo. Se había avisado desde 2013 de la formidable penetración de los cárteles en la función pública. Fue una cosa bien pensada contra esa normal, porque ha sido muy crítica, muy disidente. Es un mensaje muy claro contra todas las normales rurales, porque se oponen al sistema, porque no encajan, porque no se dejan.

MJMV: Entonces, las autoridades sabían…

Padre Solalinde: En México vivimos en un régimen vertical, autoritario, donde se sabe todo. En Chilpancingo (Estado de Guerrero) está el Cisen (Centro de Investigación y Seguridad Nacional). Pero también el Ejército. El Ejército estaba a 300 metros del lugar donde fueron atacados los estudiantes. Y no hizo nada.

Guerrero está copado por la delincuencia desde hace muchos años. La forma de defenderse de los pobres son las policías comunitarias, pero los líderes sociales son criminalizados por la PGR, que los acusa de ser delincuentes comunes cuando son líderes sociales. Basta ver el caso de Nestora Salgado (dirigente de las guardias comunitarias de Guerrero, presa en el Estado de Nayarit). Lo que sucede es que es muy fácil fabricar delitos porque todo el aparato está al servicio de esto.

MJMV: Si el crimen de Estado está a la orden del día, ¿cuál ha sido la diferencia esta vez? ¿Por qué sabemos de la desaparición de Ayotzinapa?

Padre Solalinde: En realidad esto hubiera pasado desapercibido si no lo descubre un periodista. El gobierno lo tapa todo. Es un gobierno que ha abonado la corrupción. Hubiera sido un caso más. En México desparece gente todos los días. Los que trabajamos en la pastoral hemos contado 10.000 desaparecidos.

MJMV: ¿Qué ha sido de los estudiantes?

Los quemaron vivos. No a todos, a unos de ellos. Y fueron policías. El procurador General de la Nación (Jesús Murillo Karam) me lo comentó delante de Elena Poniatowska.

La primera información que tuve, que no puedo contar quién me la dio, es que quemaron a un grupo.

Ahora mi apuesta es que ojalá que los 43 estudiantes que hizo desaparecer el Estado aparezcan. Karam dio esperanzas a la gente. Y la gente ha preferido apostar por las esperanzas políticas que les da el procurador, que son políticas, porque no son reales.

Creo que como tarde en 15 días sabremos dónde están los normalistas. Mientras tanto, apuesto política y solidariamente porque aparezcan los 43 con vida. Exijo que aparezcan con vida.

MJMV: El fin de semana pasado fue a Guerrero. ¿Qué encontró en Iguala?

Padre Solalinde: Una escuela histórica, muy importante pero muy precaria. El gobierno les tiene abandonados completamente. Tienen que pedirlo todo. Las normales rurales son una especie que debe ser extinguida, esa es la política.

El diálogo con los estudiantes y los familiares fue muy ríspido. No tienen nada contra mí, pero es que los han violentado por todos lados. Una mamá me preguntó: “Usted dijo que a algunos les habían quemado vivos. ¿Es cierto?”. Y las madres se veían unas a otras preguntándose si se trataba de su hijo o del hijo de la que estaba a su lado. Otra madre reclamó: “Lo que usted dice no está probado. Karam nos dijo que tengamos esperanza de que vendrán vivos”. Una persona también me gritó: “Usted seguramente está recibiendo dinero, porque nadie va a hacer nada porque sí”… Yo tenía que ir. Para mí era indispensable a pesar de que era arriesgado, no por la normal, obviamente.

Yo no busco nada. Me encanta la vida pacífica, tranquila. Me gusta la privacidad y la sencillez. Si viera donde vivo… Duermo en una hamaca. No soy propietario de nada. Soy feliz. Amo a la gente. Hago lo que me toca como bautizado.

MJMV: Las noticias que llegan de México son terribles. Buscando a los desparecidos encuentran otros cadáveres. Hay quien dice que el país es una enorme fosa común. ¿Qué está pasando en México?

Padre Solalinde. Hace muchos años hemos caído en la corrupción y en la violencia de Estado. Los gobiernos han sembrado la violencia económica y la física, con todas las fuerzas. La de la Marina, la del Ejército, la de la policía.

Hay violencia generada por el gobierno. Al gobierno el pueblo no le importa nada. No han gobernado para el pueblo. Solo para las inversiones. Si no se hubiera sabido fuera, no habría sucedido nada… Pero ahora preocupa la imagen exterior. Les duele la presión internacional, por las inversiones, no es una cuestión de Derechos Humanos. Porque la inversión extranjera es fundamental para que funcionen las reformas que Peña Nieto ha impuesto.

MJMV: Recuerda mucho a enero de 1994, cuando el subcomandante Marcos aprovechó la entrada en vigor del TLCAN para salir de la Selva Lacandona, parapetándose en la prensa internacional.

Padre Solalinde: Claro. Él está vivo por eso. Y yo también. Por la imagen exterior.

MJMV: ¿No tiene miedo?

Padre Solalinde. ¿Miedo? Miedo y vergüenza si me callo. Miedo y vergüenza si soy cobarde. Yo tengo una misión y tengo libertad de conciencia. Lo demás es responsabilidad de ellos. Si quieren atentar contra mí, que lo hagan y que se atengan a las consecuencias. Primero aquí y después ante Dios.

En los últimos días he recibido todo tipo de presiones y amenazas de muerte. Pero ya me acostumbré, es como el agua de la regadera (ducha). Así me resbala. No hago caso, porque vivir sin miedo es lo más bonito. Por miedo, no he dejado de hacer nada. El otro día, en Guerrero, aunque el diálogo fue muy duro, me fui de ahí tranquilo. Tenía que ir y fui. Mi jerarquía de valores está clara, primero Dios, luego los seres humanos, y después los medios materiales y el dinero.

MJMV: “Regrésenlos”, gritaba el domingo pasado la escritora Elena Poniatowska ante miles de personas congregadas en el Zócalo de la Ciudad de México. “Vivos se los llevaron, vivos los queremos”. ¿Los volveremos a ver vivos?

Padre Solalinde: Usted sabe muy bien la respuesta. Yo solo puedo decir que en un máximo de 15 días esto se tiene que saber. Aquí no aguantamos más. México ya no aguanta más.

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