Biblioteca en la playa de Sidney, Australia. GETTY

Agenda Exterior: lecturas para el verano (edición 2020)

Política Exterior
 |  24 de julio de 2020

Con el verano –incluso este verano– llega la necesidad de tomar distancia y hacer balance. También de reflexionar sobre lo que hasta ahora nos ha aportado 2020. Un buen punto de partida son todas esas lecturas que en teoría íbamos a hacer durante el confinamiento. Preguntamos a intelectuales, políticos, investigadores y miembros de la redacción de Política Exterior por los libros que planean leer estas semanas. A ser posible, combinando ensayo y ficción.

 

¿Cuáles son sus libros para estas vacaciones?

 

JOAQUÍN ALMUNIA | Presidente del think tanks CEPS. @AlmuniaJoaquin

Estos días estoy sumergido en el libro de John Bolton, exasesor de seguridad de Donald Trump, sobre su antiguo jefe. Su título es The room where it happened, creo que aún no se ha traducido al español. Bolton ofrece todo tipo de detalles sobre el proceso de toma de decisiones –por llamarlo de alguna manera– implantado por Trump desde su llegada a la Casa Blanca. Su relato sobre la manera en que Trump ejerce el poder te atrapa y, al mismo tiempo, sobrecoge. Predominan la frivolidad, la ignorancia y la desorganización. Además, el libro ofrece mucha información sobre los criterios que subyacen en la política exterior estadounidense de estos años. En la lista de espera tengo en mi mesa dos libros de carácter muy distinto: A propósito de nada, de Woody Allen, y La deriva de los héroes en la literatura griega, de Carlos García Gual. Seguro que me ayudan a recuperar el aliento y dejar atrás la preocupación que me acompaña cuando pienso que Trump pueda doblegar a los sondeos que auguran la victoria de Joe Biden en noviembre.

 

MARTIN BIALECKI | Editor de la revista Internationale Politik, publicada cada dos meses en Berlín por el German Council on Foreign Relations (DGAP). @MaBialecki 

Hace mucho tiempo que no leía un libro con tanto provecho (y leo mucho): Do Pause: You are not a To Do list, de Robert Poynton. Poynton define las pausas como algo mucho más importante que un simple descanso del trabajo diario. Lo que a él le preocupa son las tendencias, las modulaciones, la variación y la libertad… Do Pause no es uno de esos ladrillos prescindibles en el muro de los auto-optimizadores. Profundiza el pensamiento y libera recursos para tener tiempo, creatividad y nuevas perspectivas. Mi vida profesional consiste en muchas listas de tareas por hacer y bullet points, y lograr trabajar de manera apropiada en tiempos de pandemia ha sido y sigue siendo un desafío. Ahora entiendo que el concepto “equilibrio vida-trabajo” puede ser engañoso (define ambos, vida y trabajo, erróneamente, como esferas claramente separadas) y por qué pausas bien entendidas (¿horas, días, semanas, más allá?) pueden ayudar mucho más que simplemente “bajar el ritmo”. Y qué mejor que pensar en nuestra vida y nuestro trabajo, en lugar de consumirnos por las circunstancias del Covid-19, y además en mitad de un (espero) hermoso verano.

 

PABLO COLOMER | Subdirector de Política Exterior.

Le decía Josep Pla a Salvador Paniker que un hombre que después de los 40 años aún lee novelas es un puro cretino. Más allá del amor por el exabrupto de Pla, algo de razón tiene, supongo, el escritor ampurdanés: la ficción suele envejecer mal. Pero a la realidad a veces le ocurre lo mismo que a las novelas, que envejece deprisa y mal, dejándonos sin asideros intelectuales por un rato. La ficción, con su carga alegórica siempre a punto, es un buen sustento para tiempos inciertos.

En este verano extraño, estoy leyendo una novela fría que habla de mundos que se desmoronan. Todo en vano, del escritor alemán Walter Kempowski, que publica en castellano Libros del Asteroide. En una hacienda en Prusia Oriental, en el invierno de 1945, una familia alemana asiste al colapso del Tercer Reich. Qué lejos queda todo, ¿verdad?; y qué cerca, de repente.

 

ÍÑIGO ERREJÓN | Diputado en el Congreso por Más País. @ierrejon

– Autobiografía de Federico Sánchez, de Jorge Semprún. Una lectura que tenía pendiente desde hace tiempo. Siempre a la espera de un verano pero también del ánimo necesario. Recuerdo comenzarlo hace dos años y decidir que lo aplazaba. Semprún narra las razones y las peripecias de su expulsión del Partido Comunista de España en 1964, tras años de trabajo clandestino que le llevaron en primer lugar a ser encerrado en el campo de concentración de Buchenwald. Le hace la autobiografía a Federico Sánchez, su nombre de la clandestinidad. En un viaje que avanza y retrocede en la historia de su militancia, que arranca y termina en aquel “intelectuales cabeza de chorlito” con el que Pasionaria les condenase a las tinieblas, Sánchez y Semprún se explican. Saldan cuentas con el que fue su partido ­–empezando por Carrillo–  y su matriz cultural estaliniana –en realidad profundamente católica– que sustituye el pensamiento por la fe y el debate por la repetición de salmos. La acidez, que apenas disimula la magnífica escritura, se llega a hacer incómoda. Pero no sólo saldan cuentas: a través de ese viaje muestran también la vida cotidiana, las pasiones y las entregas de militantes que consagraron su vida a la lucha contra la dictadura y por la libertad en España. No sólo en los años finales del franquismo, sino también en los mucho más oscuros de trabajo paciente y clandestino por reconstruir la resistencia popular en España.

Doloroso y épico, a veces mordaz y otras tierno, Semprún dejó escrita una historia familiar, la de las frustraciones y los horrores, pero también la del amor y el heroísmo plebeyo de los millones de mujeres y hombres que decidieron entregarle la vida a una razón en marcha que atronaba. Que Autobiografía de Federico Sánchez sea hoy casi una rareza editorial, de tan difícil acceso, podría querer decir que aquella historia hoy es poco menos que melancolía de familias mal avenidas.O bien que hemos puesto poco cuidado en reconstruir el camino de quienes fueron antes que nosotros, el hilo emocional y moral que teje los pueblos. O las dos.

Claus y Lucas, de Agatha Kristoff. Se trata de una novela arrebatadora, de estilo rápido y sencillo que atrapa desde el comienzo y genera un efecto impactante: varias veces el lector tiene que buscar el marcador, cerrar el libro y respirar para digerir la brutalidad que acaba de leer, contada así como si nada. La naturalidad y el estilo minimalista reconstruyen una historia de supervivencia de dos hermanos cuando la guerra deshace los lazos sociales políticos y reduce a la sociedad a la depredación. Esas heridas, ese haber conocido la lucha desnuda por no pasar hambre o frío, marca el carácter y los afectos de los dos hermanos, como el de las sociedades que se reconstruyen y en las que ellos parecen estar semi ausentes. La narración avanza, cambia de tono y ritmo conforme sus protagonistas crecen, manteniendo una intensidad que aún conmueve horas después de haber acabado el libro. Una novela para leer en pocos días, absortos en verano, en esas raras ocasiones en las que el tiempo nos pertenece.

 

FERNANDO FERNÁNDEZ-ARIAS MINUESA | Embajador director de la Escuela Diplomática de España. @FernandoF_Arias

Que otros se jacten de los libros que les ha sido dado escribir;
yo me jacto de aquellos que me fue dado leer.
Jorge Luis Borges

Soy más lector de invierno que de verano, en gran medida porque soy persona de invierno más que de verano. Pero eso no significa que deje de leer en estos meses calurosos y pegajosos. Al contrario.

Hace justo 30 años me marché a Ammán, Jordania, mi primer destino diplomático en el extranjero, y quizá sea esta efeméride lo que me está impulsando a leer mucho sobre el próximo y medio Oriente, región a la que dediqué la primera parte de mi carrera y a la que no he vuelto desde hace más de 20 años. Un buen amigo francés, gran diplomático y espléndido arabista, sostiene que Oriente Próximo es como uno de esos virus que conviven con nosotros desde el momento que nos afecta. Aunque pensemos que estamos curados, sigue ahí, latente, y nos acecha de golpe, en cualquier momento, sin avisar. Yo me encuentro en esa tesitura y recomiendo dos libros al respecto.

Black Wave, de Kim Ghattas (Henry Holt, 2020), es un relato de 40 años de rivalidad entre Arabia Saudí e Irán por controlar la “narrativa del Islam” en Oriente Próximo. El libro arranca en 1979, año de los acuerdos de Camp David entre Israel y Egipto, la revolución islámica en Irán, el asedio al Masjid Al Haram o Gran Mezquita de la Meca, y año también de la invasión soviética de Afganistán. A través de ejemplos reales de personas que vivieron en directo los diversos acontecimientos, Ghattas hilvana un arco narrativo que va mucho más allá de los esfuerzos de ambos países (que en origen eran parte esencial de la estrategia de Estados Unidos) por la dominación política o militar de la región. Se trata de una competición por la supremacía cultural en el mundo islámico, relatada con inteligencia y un estilo ágil y contagioso que engancha y resulta difícil de dejar.

Por motivos que yo mismo no acierto a comprender, no había leído hasta ahora Las Mil y Una Noches. Quizá porque pensaba que ya tenía bastante con las aventuras de Aladino, Simbad el marino y Ali Babá y los 40 ladrones, que están grabadas en la memoria de nuestra infancia. O quizá sea porque la traducción de 1704 de Antoine Gallant, la que tenía Borges en su biblioteca y que es la que estoy leyendo yo ahora, es el pistoletazo de salida de la tendencia orientalista, hoy tan denostada y de la que todos renegamos. El caso es que tengo al menos cuatro versiones distintas en casa y hasta ahora nunca me había decidido a leerlo. Es posible que la culpa de ponerme a ello la tenga un regalo que me hicieron la pasada Navidad: una copia de Il fiore delle mille e una notte, bellísima película (y versión muy libre) de Pier Paolo Pasolini, filmada en Yemen e Irán, países a los que no he viajado nunca y no por falta de ganas o interés. El libro es sumamente disfrutable y divertido, con sus sultanes, visires, alfombras voladoras y genios en botellas, y eso que las partes más sensuales y eróticas (“escabrosas”, las describe Borges), que están en el centro de la película, son omitidas en la traducción de Gallant, pero no así en la de Richard Burton, que también tengo y que consulto con frecuencia.

Este verano, además de un viaje a Oriente Próximo propongo otro a Nueva York, mi ciudad de referencia, que ha sufrido más que ninguna otra, al menos en esta primera oleada, el azote de la pandemia.

No puedo decir que esté leyendo I remember, de Joe Brainard (Granary Books, 2001) porque no es un libro que se pueda –o deba– leer fácilmente de principio a fin. No voy a compararlo con los Ensayos de Montaigne o las Pensées de Pascal, pero se puede leer, o consultar, de la misma manera, casi como si cada uno de sus párrafos, que empiezan siempre por “I remember”, fueran aforismos. Se abre el libro por donde a uno le apetezca, y siempre se va a encontrar algo que resuene en nuestra memoria o que nos haga pensar, o nos evoque o sugiera algo. Abro ahora mismo el volumen al azar y leo: “I remember light green notebook paper (better for your eyes than white)”. En mis años en Nueva York leí mucho a los miembros de la New York School, sobre todo a Frank O’Hara, que estaba en el epicentro de esa generación un poco olvidada que creo se merece un redescubrimiento. En I remember hay banalidades absolutas, mucho sexo, sentido común a raudales, grandes dosis de nostalgia y sobre todo mucho Nueva York, que es y siempre será mi ciudad de referencia y que, en aquella época, los años de la posguerra y los exultantes 50’s, estaba en su apogeo.

Continúo con más Nueva York, aunque añado una dosis importante de vanidad. La colección La Valija Diplomática acaba de publicar Todos los Vientos. Historias de manhattos (Cuadernos del Laberinto, 2020), donde se incluye un breve relato escrito por mí. Se trata de una colección de historias breves escritas por diplomáticos que hemos vivido en Nueva York en los últimos 25 años. Cada historia es muy diferente, se habla de la ONU, del 11-S, de restaurantes, de lugares y personas, de librerías, de tormentas y huracanes, de viajes en el tiempo y el espacio, siempre con la ciudad como protagonista absoluta. Mi historia es sobre el jardín que creamos en la azotea de nuestro edificio, un breve relato de plantas, flores, árboles y mariposas con un toque melancólico y nostálgico. Pero es que pocos lugares encapsulan el siglo XX como lo hace Nueva York, y empezamos a ver ya con bastante distancia el siglo pasado y podemos comprobar cómo vamos olvidando o perdiendo mucho lo que se consiguió a lo largo del mismo. Y tanto más en un año tan atípico e imprevisible como este.

Empecé con Borges y termino con él. La Biblioteca de Borges de Fernando Flores Maio (Paripé Books, 2018) no es un libro de lectura, ni siquiera de consulta. Es básicamente un libro de fotografías de una parte de la biblioteca de Borges, conservada en su fundación. Salvo por un prólogo de María Kodama y una introducción del autor, el libro es una colección de retratos de libros, que los bibliófilos apreciamos, aunque no sea algo que atraiga a todo el mundo. A mí me emociona ver las múltiples ediciones de la Divina Comedia, primeras ediciones de William Blake y otras, quizá no tan distinguidas en alcurnia pero siempre magníficas, de Wilde, Stevenson o Flaubert. Y el Bhagavad Gita. Y tantas otras cosas. Hay libros para leer y otros para mirar y este pertenece a la segunda categoría.

Feliz verano. Feliz lectura.

 

CRISTINA GALLACH | Secretaria de Estado de Asuntos Exteriores y para Iberoamérica y el Caribe. @cristinagallach

– Impact, Reshaping Capitalism to Drive Real Change (Penguin), de Sir Ronald Cohen, el creador de la Inversión de Impacto. Se trata de un libro de reflexiones y de acción del mundo en el que queremos vivir: un mundo en el que la desigualdad está desapareciendo, los recursos naturales se regeneran y los ciudadanos se benefician de una prosperidad compartida. Parece una utopía, pero es una verdadera posibilidad si las políticas públicas y privadas van de la mano en la buena dirección. Soy una auténtica admiradora de las ideas de Cohen, que ha puesto en la agenda de los mercados financieros las inversiones de impacto social.

– El Caballo de oro (Nomo Impresores), de Juan David Morgan. Me lo regaló hace poco un amigo panameño-español para ayudarme a entender mejor Centroamérica. Retrata la región en la época de la construcción de una línea férrea en el istmo de Panamá, y significó la primera vez que los dos océanos se unieron por vía férrea (1847-55). Además del retrato de una región en una época lejana, se trata también de una historia de un sueño para la prosperidad.

– Continental Shift (Portobello books), de Kevin Bloom y Richard Poplak. Un viaje a África en el siglo XXI que produce un retrato del continente que poco tiene que ver con los estereotipos que conocemos. España va a hacer una verdadera apuesta por abrirse a África y acompañar su desarrollo, por lo que hay que empezar por derribar ideas del pasado, comprender la complejidad actual y aprovechar las oportunidades que nos ofrece el continente más próximo.

 

JUAN GONZÁLEZ-BARBA | Secretario de Estado para la Unión Europea.

Creo que el libro de Pieter Judson The Habsburg Empire ayuda a comprender los retos y la situación de Europa Central mediante una perspectiva histórica muy original del imperio Austro-Húngaro. Es habitual que la historiografía sobre este último adopte una perspectiva nacional, siguiendo la visión de los distintos Estados nacionales que surgieron de la desmembración del imperio. De esta manera, se intenta encajar el difícil puzle de contar en un marco narrativo único las historias nacionales de Chequia, Eslovaquia, Austria, Hungría, Croacia, Eslovenia y partes de otras naciones balcánicas, de Italia, de Polonia, de Ucrania y de Rumanía. Visto desde la perspectiva moderna de las nuevas naciones, el imperio Austro-Húngaro aparece como una anomalía llamada a desparecer en cuanto las circunstancias fueran propicias para la afirmación estatal de las naciones que habitaban en su seno.

Como reacción a los excesos que el irredentismo nacionalista ha provocado en las últimas décadas en Europa, especialmente en los llamados Balcanes Occidentales, ha surgido una nueva valoración de la realidad multiétnica, multirreligiosa y multinacional que fue el imperio Austro-Húngaro. Se hace hincapié entonces en su naturaleza cosmopolita y tolerante de la diferencia. El ejemplo más famoso de la revalorización de esa faceta del imperio Austro-Húngaro quizá sea el libro de Claudio Magris El Danubio.

The Habsburg Empire ensaya una perspectiva que va más allá de la reivindicación cosmopolita y multinacional de esta realidad que se nos fue. Trata de captar el proyecto impulsado por los emperadores –algunos más que otros– y las élites cortesanas y regionales más interesadas en su promoción: el de un “imperio-nación” o, con más propiedad, un imperio basado en una ciudadanía común, que fue predemocrática salvo en sus años finales.

La historia suele ser narrada desde la perspectiva de los vencedores, y no la de los vencidos. Por tales no deben entenderse solo los pueblos sojuzgados, sino, en el caso del imperio Austro-Húngaro, las élites imperiales y regionales que ensayaron una fórmula política alternativa a la que terminaría imponiéndose, y los habitantes que compartieron esa cosmovisión, como fue el caso de un gran porcentaje de los campesinos que poblaban los territorios de los Habsburgo.

La lógica del imperio articulado en torno a la idea de una ciudadanía común terminó sucumbiendo a la lógica nacionalista, que supo mezclar los privilegios históricos de los territorios –de manera especialmente manifiesta en los vinculados a la corona de San Esteban– con las nuevas teorías y tendencias que provenían de Francia, Prusia y Piamonte.

Para una generación como la nuestra, llamada a seguir construyendo ese original proyecto que es la Unión Europea, puede resultar muy revelador tratar de entender el imperio Austro-Húngaro desde esa nueva mirada que propone el libro de Judson, que en realidad fue, según la tesis del autor, la mirada contemporánea de una parte de sus protagonistas históricos.

 

JAVI LÓPEZ | Diputado en el Parlamento Europeo en el grupo de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas, S&D. @javilopezEU

Estoy leyendo Gobernar el mundo de Mark Mazower (Barlin). Ahora que el multilateralismo está muy debilitado y padecemos fuertes tensiones entre grandes poderes, pensé que era buen momento para repasar, desde el Concierto Europeo a los tratados en favor del clima, las ideas y acciones de aquellos que siempre han creído que la gobernanza internacional debía basarse en la cooperación.

Aprovechando el verano, espero disfrutar de las novelas: En la corte del lobo, de Hillary Mantel (Booket), El corazón Inglaterra, de Jonathan Coe (Anagrama) y la bonita reedición de El revés de la trama, de Graham Greene (Asteroide). Mi particular forma de viajar al nacimiento del Estado moderno de la mano de Thomas Cromwell, explorar las divisiones y frivolidad que hicieron posible el Brexit, con los siempre pintorescos personajes de Coe, y revisitar las prácticas coloniales de Europa en África con el colosal Green.

 

ÁUREA MOLTÓ | Directora de Política Exterior. @aureamolto

Hace años que he pasado de leer un libro detrás de otro a lecturas interrumpidas, en paralelo y algo desordenadas. No sé si antes leía más, pero desde luego leía diferente. Ahora la mayor parte de lo que leo es en Internet, donde se está haciendo un periodismo extraordinario. Siempre tengo, no obstante, un libro que me acompaña, y soy de las que planifica lecturas para verano, a menudo de forma improvisada en una librería la víspera de las vacaciones y otras veces con una antelación de meses: “esto para el verano”. Para mí el descanso y la desconexión solo llegan de verdad si dedico horas al aire libre leyendo. Es el caso de este año, en el que todos esperamos las vacaciones algo desfondados y demasiado agitados. Para agosto tengo dos títulos escogidos hace tiempo: Persuasión (Alba), de Jane Austen, y Sobre el olvidado siglo XX, de Tony Judt (Taurus). Son dos ausencias en las que me regodeo.

Entre mis lecturas recientes, me gustaría mencionar dos: la novela de Nicolas Mathieu Sus hijos después de ellos (Alianza), y el ensayo de Ramón González Férriz La trampa del optimismo (Debate). Al comentarlas con un amigo, este las ha interrelacionado de manera muy acertada. Los dos libros están acotados explícitamente en la década de los noventa y logran diseccionar, con enfoques que nada tienen que ver entre sí, las promesas y frustraciones de una generación que se hizo adulta en un mundo que se presentaba al alcance de la mano y resultó estar lleno de limitaciones. La historia que narra Nicolas Mathieu (1978) transcurre en una región desindustrializada de Francia, en la que conviven jóvenes burgueses, con clases medias precarias y una inmigración que la República francesa no ha integrado. González Férriz (1977) comienza su ensayo con la caída del muro de Berlín y termina con el derribo de las Torres Gemelas, pero no sigue un esquema estrictamente cronológico, sino que se guía por lo que podríamos denominar “los hechos definitorios”: la llegada del euro, la desregulación financiera, la explosión de Internet, la música indie, las nuevas ideas políticas que hoy resultan tan viejas, un aparente optimismo que ahora, a la vista del nacionalismo, la censura digital y la pandemia, parece desolación. Si alguno no tiene aún decididas sus lecturas de verano, aquí tiene dos estupendos títulos.

 

ANA PALACIO | Ministra de Asuntos Exteriores entre 2002 y 2004, es abogada internacional especializada en Derecho Europeo, Derecho Internacional Público y arbitraje. @anapalacio

¿Lecturas de verano? Empezaré por confesar que es una categoría que me resulta completamente ajena. No entiendo de “lecturas de estación”, salvo referidas a estaciones de ferrocarril, aeropuertos y otros lugares de estabulación humana (para evadirme, yo elijo novela policiaca. Interesante Lorenzo Silva). En cuanto al paréntesis de las vacaciones, dejé hace tiempo de lado las pilas de libros “atrasados». Dejo fluir el tiempo, tan lento como puedo. Sin objetivos. Ni orden. Eso sí, rara vez me embarco en algo muy largo: lo dejo para la vuelta a la rutina.

Con estas no directrices, comparto mi reciente lectura de Virus Ennemi. Discours de crise. Histoire de guerres, de Jean Noël Jeannenay, representativo de una nueva colección Tracts de Gallimard, que ambiciona dar pautas de análisis de temas actuales en 40 páginas. Según explican los responsables, está diseñada para el lector joven de formación de pantalla. Sin encontrarme en esa categoría, lo aprecié, y lo recomiendo.

 

JOSEP PIQUÉ | Editor y consejero delegado de Estudios de Política Exterior. @joseppiquecamps

Dada la omnipresencia agobiante de todo lo relacionado con la pandemia, voy a intentar orientar mis lecturas de agosto hacia temas distintos y salir de la rueda del hámster en la que estamos obsesivamente metidos. Así, tengo en la mesilla un libro enormemente sugerente de Alev Scott y Andronike Makres, titulado Power & The People. Five Lessons from the Birthplace of Democracy, y que parte de la famosa frase de Pericles (431 BC): “Nuestra Constitución puede llamarse una democracia, puesto que el poder está en manos de la mayoría y no en las de pocos”.

También Encountering China, que recoge una serie de diálogos entre Michael Sandel e interlocutores chinos sobre los aspectos más relevantes de la filosofía china, como el concepto de armonía y justicia social, las virtudes cívicas y la educación en valores, o las tradiciones taoísta y confuciana. Creo que puede aportar mucha luz a su concepción del mundo y que difiere en gran medida con la que tenemos los que bebemos de las fuentes de la Ilustración y el Siglo de las Luces.

Y finalmente, un espacio para la literatura. Puede ser un buen momento para releer Últimas tardes con Teresa, del recientemente fallecido Juan Marsé. Un retrato de la sociedad barcelonesa que pone en su lugar y refuta tantos y tantos tópicos a los que nuestro pobre debate político y público nos tiene sometidos. Un baño de realidad que nos pone a todos delante de nuestro espejo y nos obliga a aceptar lo que es y no lo que nos gustaría que fuera.

 

TONI ROLDÁN | Director de @EsadeEcPol, Center for Economic Policy & Political Economy. @toniroldanm

Llevo un tiempo leyendo mucho, especialmente después de dejar la política, sobre todo aquello que condiciona lo que hacemos y pensamos… que no es economía. Con el auge del populismo y el creciente deterioro democrático en muchos países, en los últimos tiempos cuestiones como la importancia de la identidad, el reconocimiento, el sentimiento de pertenencia, la dignidad o la comunidad han pasado a ser centrales para entender el mundo. He leído los últimos libros de Pippa Norris, Jonathan Haidt, Francis Fukuyama, Paul Collier o Raghuram Rajan. Todos ellos tratan abordan desde diferentes perspectivas (psicología, ciencia política, economía) la misma cuestión: qué elementos más allá de la economía son relevantes para entender lo que nos pasa y qué podemos hacer mejor para responder.

Sin embargo son dos los libros que me han parecido más interesantes, uno por su diagnóstico aterrizado y el otro por la esperanza en las recomendaciones. El primero es Why We Are Polarized, de Ezra Klein, un periodista, emprendedor y politólogo brillante que después de estar 15 años en la línea del frente del periodismo en Estados Unidos construye un relato devastador sobre los incentivos perversos en el sistema y sobre nuestra propensión natural al tribalismo partidista. Muchas de las cosas que explica podría haberlas escrito sobre España. El segundo, por acabar con una nota positiva, es un libro un poco más viejo (de 2013) de Martha Nussbaum, profesora de filosofía de la Universidad de Chicago, Political Emotions, en el que reivindica la necesidad de construir emociones positivas asociadas a los valores liberales… y es esperanzador.

 

JORGE TAMAMES | Jefe de redacción en Política Exterior. @Jorge_Tamames

Nueva ilustración radical, de Marina Garcés. “Majestuoso” es un adjetivo que puede sonar cursi, pero resulta adecuado para describir este ensayo. En un texto tan breve como ambicioso y certero, Garcés reivindica el legado de la ilustración desde una perspectiva crítica. No hace concesiones al proyecto occidental que históricamente se presentó como encarnación de los valores ilustrados, con frecuencia de forma oportunista. Al contrario, insiste en demarcar ambos proyectos. Es necesario criticar los callejos sin salida al que ha llevado la modernización capitalista, precisamente para reclamar el potencial emancipador de la ilustración.

Formas de estar lejos, de Edurne Portela. Estamos ante una autora cuyos textos rara vez se “disfrutan”. Pero es imposible no apreciar la inteligencia con que examinan los trastornos personales –psíquicos, afectivos, incluso físicos– que infligen sociedades atravesadas por la violencia. En este caso, la vasca de los noventa y la americana blanca y conservadora, trasfondos de una relación sentimental desfigurada por el abuso. Al tener algo de familiaridad con los imaginarios estadounidenses y vascos que describe Portela, me he encontrado con una lectura tan lúcida como dura.

 

ADRIÁN VÁZQUEZ | Eurodiputado por Ciudadanos. Presidente del Comité de Asuntos Jurídicos del Parlamento Europeo. @AdrianVL1982

Elegir un libro para los meses de verano no es una tarea tan fácil como pudiera parecer. En general, se suele ser proclive a decidirse por novelas que hagan de la lectura una experiencia cómoda, casi superficial, y que pueda acompañarnos ya sea en la tumbona de la playa o en una butaca acolchada mientras se disfruta de la naturaleza.

Sin embargo, uno siempre tiende a incluir en su equipaje alguna lectura algo más profunda –o técnica–, mitad por obligación y mitad por convencerse de que, por una vez que vamos a tener tiempo para leer tranquilos, intentemos aprovecharlo con algo que nos sirva profesional o académicamente.

Este año he elegido libros para ambos tipos de lectura, y aunque sé de antemano que existen más probabilidades de necesitar dos del primer tipo que del segundo, mi apuesta ha sido la contraria: en primer lugar, y siendo un libro que llevo meses queriendo hincarle el diente, he elegido Sidi, de Arturo Pérez-Reverte; y en segundo, espero empezar y terminar antes del fin del periodo estival Digital Transformation, de Thomas M. Siebel, y Europa frente a EEUU y China. Prevenir del declive en la era de la Inteligencia Artificial, de Luis Moreno y Andrés Pedreño.

En septiembre os contaré qué tal han ido.

1 comentario en “Agenda Exterior: lecturas para el verano (edición 2020)

  1. Me ha parecido interesantísimo el libro » The Pope who would be King» de DAVID I. KETZER. Narra con gran maestría lo ocurrido en los Estados Pontificios hacia 1850, en una península italiana aún dividida entre el borbónico Reino de Nápoles, los Estados Pontificios, el reino de Turín, y los territorios invadidos por Austria. Ahora me propongo leer «The Pope and Mussolini» del mismo autor, sobre el nacimiento del fascismo en Italia.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *