POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 17

Antecedentes, realidades y consecuencias económicas de la crisis del Golfo

Ramón Tamames
 | 

La crisis del Golfo desatada en agosto de 1990 ha traído al recuerdo los dos grandes choques petroleros de 1973-1974 y de 19791980. Y empezaremos por subrayar que las diferencias entre lo que pasó en los años setenta y lo de ahora son grandes. Precisamente por ello, haremos una remembranza de lo que significó la gran crisis energética en 1973 y su prolongación hasta 1982, que tuvo consecuencias tan negativas para la economía mundial.

El primer síntoma de que los bajos precios del petróleo no serían eternos se manifestó en 1970 con el alza de los fletes, a consecuencia del cierre temporal de la TAPLINE (Transarabian Pipe Line). Después vino, en 1971 y 1972, la clara toma de conciencia de su poder por parte de los países productores, en el marco de la Organización de los Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Un tercer elemento, de gran fuerza psicológica para propiciar la crisis, fueron las devaluaciones del dólar de diciembre de 1971 y febrero de 1973, que se tradujeron en el propósito de la OPEP de ajustar los precios petroleros a la paridad oro del dólar. Lo cual parecía ya perfectamente posible en un mundo (cuarto factor) en el que se hicieron ostensibles la contracción de las reservas de crudo de Estados Unidos y su creciente demanda del Medio Oriente. A ello se unió –quinto y último factor– la circunstancia de que las grandes corporaciones petroleras internacionales se encontraban en disposición de favorecer fuertes alzas de precios, a fin de hacer explotables sus recursos propios de mayor coste en Alaska y el mar del Norte.

En el ambiente así descrito, sólo faltaba que saltara la chispa. Y fue el

miércoles 16 de octubre de 1973. Ese día –en medio del semicrónico y súbitamente agravado conflicto árabe-israelí– los países de la OPEP…

PARA LEER EL ARTÍCULO COMPLETO