La primera prioridad de la administración española en los seis meses de presidencia europea es demostrar que es capaz de llevar a buen fin la misión que se le ha encomendado. Para ello la labor ha sido dura. Y el principal objetivo es completar el Proyecto 1992, es decir, la creación del Mercado Único, con todo lo que ello comporta (entre otras cosas, una política de cohesión económica y social).