AFKAR-IDEAS  >   NÚMERO 31

Lo difícil está por venir

Editorial
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Las revoluciones de Túnez, Egipto, Yemen, Siria y Libia tienen algo en común: lo más difícil está por hacer. Dicha esta elemental obviedad, tratamos de resumir algunos puntos básicos.

¿Por qué nos empeñamos en decir que las dictaduras son inamovibles? ¿Será acaso porque los españoles nos tragamos un dictador durante 40 años? El heroísmo de tunecinos, libios, egipcios, yemeníes y, sobre todo, sirios demuestra lo que puede hacer un pueblo capaz de luchar ordenadamente.

Pensemos en los casos más próximos: Marruecos, Mauritania y Argelia. Para marcar diferencias, pensemos en la frontera argelina con la marroquí, cerrada hace 18 años, a pesar de signos de distensión y de que amplios sectores de la población magrebí reclaman su apertura, clave para la integración regional y el desarrollo económico. Por su parte, Mauritania es una incógnita, quizá no lejana de su grado de maduración, donde los generales más jóvenes buscan canales de diálogo con la oposición más moderna.

El régimen argelino ha logrado ganar tiempo ofreciendo ayudas y reformas, pero la razón por la que los vientos de protesta no han barrido sus ciudades es otra. En Argelia acaba de cerrarse una guerra civil con un balance, según los menos pesimistas, de 130.000 muertos. El trauma no superado y el complejo entramado que configura el poder la convierten en un país con el que no se juega. Con superávit hoy, incapaz sin embargo de articular un mecanismo para que el paro juvenil baje del 25%.

Marruecos aparece ante sus vecinos, especialmente europeos, como un modelo de progreso. Es un modo de hablar. Pero es cierto que en Marruecos hay dos motores de los que Argelia y Mauritania carecen: por una parte un moderado avance hacia la modernidad, signifique esto lo que signifique. Por otra, un cierto equilibrio de poderes, arbitrado por la monarquía….

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