POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 225

La Universidad de Harvard, cuyo escudo “Veritas” aparece en la imagen, se ha convertido en objetivo destacado de la guerra cultural emprendida por Trump en su segundo mandato. (Boston, 17 de febrero de 2024). GETTY

Seis Claves: La revolución cultural trumpista

Mientras EEUU y el resto del mundo se enfrentan a la disrupción del segundo mandato de Donald Trump, proliferan las comparaciones con la destructiva revolución cultural de Mao.
Pedro Rodríguez
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1.– Contra la élite universitaria. Con Harvard como principal objetivo, el presidente Trump ha lanzado un pulso a las principales universidades de EEUU utilizando como excusa el antisemitismo exhibido en las manifestaciones contra la guerra de Gaza y el desprecio a los puntos de vista conservadores. En esta nueva ofensiva de la guerra cultural, los campus americanos son considerados por el trumpismo como baluartes de lo woke y el globalismo. En este enfrentamiento la Casa Blanca no solamente ha cortado financiación federal, sino que también ha suspendido temporalmente todas las entrevistas para la concesión de visados a estudiantes extranjeros. No ha reparado en que sus universidades son una de las principales exportaciones de EEUU y una gran fuente de “poder blando”.

2.– La grandeza de América empieza en los museos. En su campaña para imponer una visión más positiva de la historia de EEUU, Trump a través de una orden ejecutiva ha exigido que la Institución Smithsonian –que engloba 21 museos, bibliotecas, centros de investigación y el Zoológico Nacional– se convierta en un “símbolo de inspiración y grandeza estadounidense”. Aunque la Casa Blanca no controla directamente la Smithsonian, Trump considera que la institución “ha caído bajo la influencia de una ideología divisiva y centrada en la raza” y promueve “narrativas que retratan los valores americanos y occidentales como inherentemente dañinos y opresivos”.

3.– El show business de Washington. El presidente también ha tomado el control del Kennedy Center, el principal centro de artes escénicas de la capital federal. Entre recortes e insistencias en una programación patriótica, la decisión de la Casa Blanca ha provocado significativas críticas, hasta el punto de que algunos artistas han decidido cancelar sus actuaciones en señal de protesta, empezando por el inspirador musical “Hamilton”.

4.– La estética del maquillaje.  Ante el llamado “look de Mar-a-Lago” asociado con el trumpismo, se ha planteado un llamativo debate sobre productos de belleza e ideología política no exento de críticas al llamado “maquillaje republicano”, ridiculizado por el uso excesivo de base y cejas demasiado pobladas. En respuesta, los conservadores acusan a la oposición de maquillarse de forma torpe y ridícula, y ridiculizan el uso de colores chillones y otras prácticas contrarias a las normas de género tradicionales.

5.– Libros desaparecidos. Las bibliotecas de las academias militares, que dependen del Departamento de Defensa, han acometido una purga de libros favorables a la diversidad racial. En la Academia Naval de Annapolis ya no está I Know Why the Caged Bird Sings, la autobiografía de Maya Angelou que narraba su lucha contra el racismo. Pero todavía se encuentran en las estanterías dos ejemplares del Mein Kampf, de Adolf Hitler.

6.– Arquitectura preferida. Al día siguiente de su segunda toma posesión, el promotor inmobiliario y presidente Donald Trump ya estaba pensando en arquitectura. En una de sus primeras decisiones ha ordenado nuevas recomendaciones para “promover la belleza de la arquitectura cívica federal”, apostando por estilos clásicos, especialmente el neoclasicismo, y descartando diseños modernistas y contemporáneos.