#BásicosPolExt: Libertad religiosa en África

María Ruiz Guitera
 |  22 de abril de 2015

La libertad religiosa es un derecho fundamental reconocido por el artículo 18 de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Es definida como la opción de cada ser humano de elegir libremente su religión, no elegir ninguna o de no creer o validar la existencia de un dios. Está relacionada con el derecho a ejercerla públicamente sin ser víctima de discriminación, opresión, o cualquier intento de cambiarla por la fuerza.

Sin embargo, hoy no es un derecho universal garantizado en la todas las regiones del mundo. África es un ejemplo de ello. Formado por 54 países, el continente presenta una gran variedad de situaciones respecto a la libertad religiosa. En algunos Estados como Sudán o Marruecos, el islam es la religión oficial. Otros países como Senegal se declaran laicos y reconocen en su Constitución el derecho a la libertad religiosa. La mayor parte de las naciones africanas protegen este derecho con leyes específicas; en otras, numerosas restricciones dificultan su ejercicio. En una minoría, convertirse a otra religión es equivalente a la apostasía, un delito duramente castigado.

Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), fundación de la Santa Sede, elabora cada dos años un informe sobre la libertad religiosa en el mundo. Afirma que en los últimos años, muchos Estados africanos han visto cómo el clima de armonía se iba deteriorando. Por un lado, la amenaza yihadista en muchos países busca la imposición de la sharía. Por otro, la intolerancia religiosa aumenta en varias naciones. Para Pascale Warda, exministra iraquí, se trata de «un genocidio que busca erradicar el cristianismo del Oriente Próximo«. Se confunde la cultura occidental con la religión cristiana. Los islamistas radicales los consideran el «enemigo occidental».

 

Mapa de la libertad religiosa en África

Fuente: Ayuda a la Iglesia Necesitada.

 

En algunas zonas de Oriente Próximo se están construyendo Estados monoconfesionales, en lugares donde cristianos y musulmanes llevaban siglos conviviendo. La tendencia creciente, según AIN, es que el grupo religioso dominante se está imponiendo ante los demás. Las acciones del Estado Islámico son el ejemplo más claro.

 

“Cristianos a la izquierda, musulmanes a la derecha”

El 2 de abril el mundo se despertaba con la noticia del atentado en la universidad de Kenia a manos del grupo islamista radical Al Shabab. 148 víctimas, la mayoría no profesaban el islam. “Cristianos a la izquierda, musulmanes a la derecha”. Y disparaban a los que confesaban ser cristianos.

En 2014, el grupo terrorista Boko Haram secuestraba a más de 200 niñas nigerianas en una escuela de Chibok, de mayoría cristiana. Mientras el mundo pedía su regreso bajo el lema #BringBackOurGirls, los yihadistas las obligaban convertirse al islam. Esto sucedía en el país más poblado de África, con un 50% de musulmanes, un 48% de cristianos y un 2% perteneciente a otras religiones. Hasta 2009, este mosaico religioso vivía en una relativa paz, pero la llegada del grupo terrorista supuso ataques a los cristianos, entre ultimátums de  conversión.

Pero la cuestión de la libertad religiosa ha ganado notoriedad, sobre todo, a raíz del avance del Estado Islámico en Siria e Irak. El 19 de abril, la organización difundía un vídeo en el ejecutaba a 30 cristianos etíopes. No era la primera vez. El 15 de febrero decapitaba a una veintena de coptos egipcios. En las grabaciones se les acusa de ser “cruzados” que tienen como objetivo asesinar a musulmanes. “Para la Nación de la Cruz, estamos de vuelta otra vez”, aseguran sus líderes.

 

Etiopes coptos ejecutados por el EI

Fuente: Daily Mail Online.

 

El pluralismo religioso está despareciendo en muchas zonas de África. En 2013 y 2014, los desplazamientos de las comunidades religiosas aumentaron de manera considerable. Irak se está vaciando de profesantes del cristianismo. El éxodo cristiano en el país ha disminuido la cifra de 1,2 millones antes de 2003 a menos de 300.000 en la actualidad. En Mosul ya no hay misas. El arzobispo de la ciudad iraquí asegura que los cristianos fueron obligados a convertirse o huir. Otros corrieron peor suerte. En la vecina Siria, las minorías religiosas huyen del avance del califato, o aceptan pagar una “tasa de infieles” a la organización. Y los coptos libios buscan desesperados huir a Egipto.

 

¿Hacia dónde mira el mundo?

Hay numerosas críticas contra el silencio de Occidente ante lo que ocurre en África. La sensación es que las instituciones internacionales y los gobiernos no prestan la suficiente atención. No hay una estrategia decisiva para enfrentar la agresión contra los grupos religiosos. AIN asegura que los cristianos son los fieles más perseguidos, pues al estar dispersos geográficamente, su vulnerabilidad es alta. Pero los yazidíes en Siria e Irak o grupos minoritarios musulmanes también sufren una persecución sistemática, víctimas del extremismo religioso.

En 2014, monseñor Soko, líder de la Iglesia católica en Bagdad, pedía ayuda urgente a la comunidad internacional, entre acusaciones a los musulmanes y a sus líderes de una falta de posición firme contra el Estado Islámico. Tiempo después empezaban a oírse ciertas voces críticas dentro del islam. Imanes musulmanes británicos han emitido una fetua (dictamen religioso) en la que tachan de “herejes” a los yihadistas. “La persecución y masacre de musulmanes chiíes, cristianos y yazidíes es terrible y contradice las enseñanzas musulmanas y la tolerancia islámica”. Otros pronunciamientos similares han venido de teólogos egipcios y saudíes, cuestionando la legitimidad religiosa de las acciones terroristas.

Muchos lo consideran una limpieza étnica, un genocidio o incluso un holocausto. Las casas cristianas en Irak y Siria han sido marcadas con una N de nazarenos; lo que recuerda a la estrella de David que llevaban los judíos en la Segunda Guerra mundial. El Papa Francisco habla de cristianofobia. En Semana Santa se pronunciaba: “Nuestros hermanos son decapitados con nuestro silencio cómplice”. Se muestra crítico con la pasividad internacional ante los asesinatos de cristianos en África. Y habla de que se necesita una “condena mundial”.

¿Habremos aprendido de los errores del pasado?

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