Puerto comercial marítimo de Vladivostok, el mayor puerto universal de toda la región del Lejano Oriente, con un volumen de carga anual de más de 12,9 millones de toneladas, en Vladivostok (Rusia), el 8 de agosto de 2024. GETTY.

Comercio sino-ruso: asimétrico pero indispensable

La dinámica actual de las relaciones comerciales entre Rusia y China pone de relieve la naturaleza desigual de su asociación. Sin embargo, no se prevee un cambio en la profundidad de los lazos económicos.
Filip Rudnik
 |  16 de mayo de 2025

Tanto para China como para Rusia, la evolución del comercio mutuo observado en los últimos años se considera positivo y no entraña riesgos inmediatos. Sin embargo, la importancia de esta cooperación es muy diferente para ambos, lo que pone de relieve el desequilibrio estructural de las relaciones bilaterales. No obstante, el resultado global de este intercambio refuerza su alianza estratégica, cuyo objetivo principal es desmantelar el dominio político de Occidente.

Para Rusia, el comercio con China constituye principalmente un salvavidas. Proporciona a Moscú una salida crucial para exportar sus materias primas energéticas y es una fuente de productos industriales que alimentan la maquinaria bélica rusa. Para China, la relación es más matizada. Por un lado, también le ofrece beneficios prácticos, ya que le permite comprar recursos energéticos más baratos y ampliar su presencia económica. Por otro lado, a medida que aumentan las tensiones con Estados Unidos, la profundización de los lazos económicos con su vecino del norte también tiene un propósito estratégico, garantizando una línea de suministro segura y fiable por parte de un socio amigo.

 

La estructura comercial pone de relieve la desigualdad

La propia estructura del comercio bilateral pone aún más de relieve la desigualdad entre los socios. Rusia exporta principalmente materias primas, mientras que China suministra productos manufacturados de mayor valor. Como resultado, el valor total del comercio está estrechamente vinculado a los cambios de los precios mundiales de la energía. Cuando estos precios caen, también lo hace el valor de las exportaciones de Rusia, lo que refuerza la asimetría. Por el contrario, las fluctuaciones de las exportaciones de China a Rusia reflejan el impacto periódico de las sanciones occidentales sobre los productos militares y de doble uso, afectadas por los cambios en la intensidad de su aplicación y la evolución de las tácticas de evasión de sanciones.

Por otro lado, las perspectivas de un aumento continuo de las exportaciones rusas de materias primas al gigante asiático, que siguen siendo el pilar de su comercio bilateral, parecen algo limitadas. El fuerte aumento de las exportaciones rusas de combustibles fósiles a China después de 2022, en particular de crudo, se debió en gran medida a la exclusión de Rusia de los mercados occidentales y a la disposición de China a llenar el vacío. Este comercio es de suma importancia para Moscú, ya que el sector del petróleo y el gas contribuye de manera significativa a los ingresos presupuestarios, representando el 30 % de los ingresos federales totales en 2024. Por lo tanto, es previsible que Rusia trate de impulsar sus ventas de hidrocarburos.

 

«Las perspectivas inciertas para la expansión de la cuota de Rusia en el mercado chino de combustibles fósiles se derivan de la política energética de Pekín»

 

Sin embargo, el mercado chino plantea limitaciones tanto económicas como políticas para la absorción de las exportaciones rusas, como refleja la ralentización del crecimiento observada en 2024. Las perspectivas inciertas para la expansión de la cuota de Rusia en el mercado chino de combustibles fósiles se derivan de la política energética de Pekín, que da prioridad al aumento del suministro interno, la electrificación de la economía y el mantenimiento de unas importaciones diversificadas de materias primas, lo que supone un obstáculo importante para el aumento de los envíos rusos. El ejemplo más claro de estas limitaciones es el estancamiento de las negociaciones sobre el gasoducto Power of Siberia-2. Tras la dolorosa, aunque parcial, salida de Rusia del mercado energético europeo, China puede aprovechar la debilitada posición negociadora de Rusia para exigir mejores condiciones. Estos acontecimientos ilustran más aún la naturaleza desigual de la relación.

Al ser el socio más débil de la relación, Rusia se ve obligada a aceptar las condiciones chinas. Si bien los ingresos procedentes de las exportaciones de energía siguen siendo cruciales para la economía rusa, el comercio con China tiene un valor estratégico adicional para el Kremlin, ya que le proporciona acceso a productos de doble uso que posteriormente se emplean en sus esfuerzos bélicos. Además, Pekín proporciona a Rusia tecnología y bienes de consumo que sustituyen a los occidentales, lo que contribuye a la economía y la estabilidad interna de Rusia.

 

Pekín, el socio comercial más importante de Moscú

Debido al tamaño de la economía china, junto con su potente producción industrial, su sintonía estratégica y las rutas de transporte abiertas con Rusia, Pekín se ha convertido en el socio comercial más importante de Moscú. También se considera un aliado más fiable en este sentido, ya que está menos expuesto a las perturbaciones provocadas por las sanciones occidentales, a diferencia, por ejemplo, de los países de Asia Central o Turquía. Dada la postura agresiva del Kremlin hacia la UE y su hostilidad activa contra Ucrania, este aspecto no puede desestimarse.

 

A pesar de los desequilibrios, el comercio entre Rusia y China es en gran medida complementario y se ve reforzado por el apoyo político mutuo. Ambos gobiernos consideran que la dinámica de los intercambios después de 2022 es una prueba de la eficacia de su asociación, arraigada en sistemas políticos de estructura similar. Su alineamiento se ve reforzado por la ambición compartida de desafiar el orden mundial liderado por Occidente. A medida que la profundización de los lazos económicos ha ayudado a amortiguar el impacto de las sanciones occidentales para Moscú, esta convergencia estratégica no ha hecho más que intensificarse.

 

El futuro del comercio bilateral

En vista de ello, cualquier escenario que implique una ruptura de las relaciones o una reducción significativa del comercio bilateral parece muy improbable, salvo en caso de una gran agitación política o un cambio de régimen en cualquiera de los dos países. Si se suavizaran las sanciones occidentales contra Rusia, cabría esperar que Moscú ganara una posición negociadora más fuerte frente a Pekín.

No obstante, es probable que la profundidad de los lazos económicos mutuos se mantenga sin cambios. Aunque la importancia de la relación comercial difiere para cada parte, sigue siendo muy beneficiosa para ambas. Para Pekín, la ruptura sería estratégica y económicamente irracional; para Moscú, podría ser peligrosa para la estabilidad del régimen, ya que reduciría significativamente su capacidad para mantener la economía de guerra y su influencia en el exterior.

Este análisis forma parte del China-Russia Dashboard, un proyecto de investigación colaborativo del Centro de Estudios Orientales (OSW), MERICS, el Centro Nacional Sueco para China (NKK) y el Centro de Estudios de Europa Oriental de Estocolmo (SCEEUS) del Instituto Sueco de Asuntos Internacionales (UI).

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