Crisis financiera en la UE: el círculo vicioso de la deuda

 |  16 de enero de 2012

 

Esta semana en Informe Semanal de Política Exterior: crisis financiera en la UE.

Este año se verá si la Unión Europea está a la altura de los retos que enfrenta. En 2012 los gobiernos de la zona euro tendrán que emitir bonos por valor de 794.000 millones de euros para poder pagar sus deudas y financiar sus gastos corrientes, todo ello en un etorno económico amenazado por una segunda recesión en menos de cinco años.

España e Italia son los países más vulnerables en esa lucha por recursos escasos. Nomura Holdings, por ejemplo, ha recortado su cartera de bonos italianos a 467 millones de dólares, frente a los 2.800 millones que tenía a finales de septiembre de 2011. El gobierno italiano necesita 300.000 millones de euros para pagar los vencimientos de sus bonos a lo largo de este año. En Grecia, las políticas de ajuste en medio de una severa recesión han colapsado el consumo interno, convirtiendo una crisis financiera en casi una crisis humanitaria después de una contracción del 6% del PIB en 2011. Según un reciente informe del Bank of International Settlements (BIS), la deuda de los países industrializados ha aumentado a niveles sin precedentes desde 1945. Incluso en Alemania, con una deuda pública de 2,02 billones de euros, la deuda aumentó entre julio y septiembre en 120 millones de euros diarios.

En la primera década de este siglo, los países duplicaron su deuda, hasta los 55 billones de dólares en 2011. Estados Unidos es el primero de la lista con 15 billones, seguido de Japón, con 13 billones. Pero incluso Alemania ha comenzado a admitir que es necesario complementar la reducción del endeudamiento con medidas que promuevan el crecimiento y la creación de empleo.

La UE tendrá que demostrar una rara capacidad de innovación en materia económica para hacer compatibles los objetivos de crecimiento y disciplina presupuestaria. Alemania insiste en que la respuesta no puede provenir de estímulos fiscales que aumentarían el endeudamiento del sector público sino de reformas estructurales y un gasto más inteligente y mejor dirigido, para estimular, por ejemplo, la movilidad laboral intercomunitaria.

En la actualidad, el 20,4% de los europeos entre los 15 y los 24 años que buscan empleo no lo consigue; un 30% más que en 2008. En España esa tasa es del 42%; del 30% en los países bálticos, Grecia y Eslovaquia; y del 20% en Polonia, Hungría, Italia y Suecia. El 97% de los empleos creados durante 2011 en Reino Unido fueron contratos temporales.

Pero en un continente de baja movilidad laboral, esa solución sería insuficiente. En una reciente entrevista en el Corriere Della Sera, el ministro de Desarrollo Económico, Corrado Passera, subrayó que “si Europa no se concede los instrumentos que toda moneda tiene, es decir un banco central capaz de garantizar al liquidez y la estabilidad, no habrá crecimiento ni creación de empleo”. En otras palabras: rescatar sale más barato que declarar la quiebra.

Si el Banco Central Europeo inyecta cantidades masivas de dinero en los bancos o en la compra de bonos soberanos, existe un riesgo real de inflación en el caso de que las autoridades monetarias no recuperen sus fondos a su debido tiempo. Pero si la operación tiene éxito, no le habrá costado nada a los contribuyentes y habrá evitado graves estragos. De hecho, esa fue la razón por la que se crearon los bancos centrales.

Según Kenneth Roggoff, execonomista-jefe del Fondo Monetario Internacional, si una inflación de entre el 4-6% fuese tolerada por varios años consecutivos, los países desarrollados podrían reducir significativamente su deuda. Sin embargo, Otmar Issing, uno de los padres del euro y el más influyente de los economistas alemanes, publicó hace poco un artículo a página completa en el Frankfurter Allgemeine Zeitung para defender la idea que solo una rígida disciplina fiscal puede reestablecer la confianza en el euro.

 

Para más información:

José Enrique de Ayala, «Carta de Europa. Una refundación con poco fundamento». Política Exterior 145, enero-febrero 2012.

François Godement, «¿Cuál es el precio de China para salvar el euro?». Política Exterior 145, enero-febrero 2012.

Michael Pettis, «España, el euro y las políticas alemanas». Política Exterior 145, enero-febrero 2012.

José Enrique de Ayala, «Carta de Europa: Estrangulamiento económico de los países periféricos». Política Exterior 142, julio-agosto 2011.

Luis Martí, «Perturbaciones asimétricas en una unión monetaria». Economía Exterior 54, otoño 2010.

 

 

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