El presidente del gobierno de España, Pedro Sánchez y el jefe de gobierno de Marruecos, Aziz Akhannouch, se dan la mano durante la firma de acuerdos tras el pleno de la XII Reunión de Alto Nivel Marruecos-España, en la sede del ministerio de Relaciones Exteriores de Marruecos, el 02 de febrero de 2023 en Rabat, Marruecos. (DAVID ZORRAKINO/GETTY IMAGES)

Deslucida RAN entre España y Marruecos para abrir una nueva etapa

Anunciada como la consolidación de la mejora de las relaciones bilaterales, la última Reunión de Alto Nivel entre España y Marruecos deja un sabor agridulce en la contraparte española. El tira y afloja con Rabat proseguirá.
Ricard González
 |  3 de febrero de 2023

Casi ocho años después de la última cumbre, España y Marruecos acaban de celebrar, los días 1 y 2 de febrero, una Reunión de Alto Nivel (RAN) en Rabat con la participación del presidente español, Pedro Sánchez, el primer ministro marroquí, Aziz Ajanuch, y una docena de ministros por cada parte. Una RAN que estaba llamada a ser especial, pues era la primera tras el giro histórico en la postura española respecto al Sáhara Occidental y, por tanto, debía servir para visualizar la apertura de una nueva etapa de relaciones estratégicas entre ambos países. Sin embargo, sus resultados han sido más bien ordinarios, y la puesta en escena, claramente deslucida.

Los prolegómenos de la cita rebajaron ya las expectativas. De acuerdo con una hoja de ruta pactada entre Sánchez y el rey Mohamed VI en una reunión en Rabat el 7 de abril del año pasado, antes de la RAN debía haberse reabierto con normalidad el paso de mercancías entre el territorio marroquí y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. En Ceuta, se construiría la infraestructura necesaria para albergar una aduana, mientras que en Melilla se pondría fin a la clausura decretada por Marruecos en 2018.

Sin embargo, después de haber señalado durante meses la reapertura de las aduanas como uno de los logros del nuevo partenariado con Marruecos, días antes de la RAN el ministerio de Asuntos Exteriores español tuvo que retractarse. Finalmente, el 27 de enero tuvo lugar una prueba piloto con el cruce de un camión para comprobar que todo estaba a punto. La apertura definitiva debía anunciarse en la RAN, pero no ha sido así. En los 74 puntos de la Declaración Conjunta, no hay fecha para la apertura de las aduanas, solo una mención, en el punto 42, del compromiso de ambas partes con “la plena normalización de la circulación de personas y mercancías de manera ordenada”. De hecho, el texto no menciona las palabras “aduana” ni “frontera” para referirse al límite entre los dos enclaves españoles y el territorio marroquí, lo que implicaría un reconocimiento implícito de la soberanía española sobre ellos.

El segundo jarro agua fría para España tuvo lugar horas antes del inicio de la RAN, y deslució su puesta en escena. Fue entonces cuando se supo que Mohamed VI había decidido no interrumpir sus vacaciones en Gabón para recibir a Sánchez. En su lugar, ambos mandatarios mantuvieron una conversación telefónica de aproximadamente media hora. En Madrid, la oposición enseguida tildó de “humillación” y “ridículo” el desaire del monarca alauí. No está claro si esa fue la intención de Mohamed VI. En todo caso, casa mal con la noción de una cumbre especial para sellar una nueva relación estratégica.

Tampoco ayudó a realzar la importancia de la cumbre el hecho de que no acudiera ninguno de los ministros de Unidas Podemos, expresando así su rechazo al giro en la política española sobre el Sáhara Occidental. En breve se cumpirá un año del abandono, por parte del gobierno de España, de su tradicional postura de neutralidad en el conflicto para abrazar las tesis marroquíes. El 18 de marzo del año pasado, Moncloa anunciaba que la propuesta de autonomía de Rabat era la “más seria, realista y creíble”. La reacción de Argelia no se hizo esperar: retiró su embajador de Madrid, limitando a la mínima expresión las relaciones diplomáticas con Madrid. En los meses siguientes, Argel ha puesto de manifiesto que a partir de ahora Italia será su socio prioritario para la exportación del gas a Europa.

 

Cooperación sectorial

Entre los resultados tangibles de la cumbre está la firma de 19 memorandos de entendimiento y un protocolo financiero que permitirán reforzar la cooperación en ámbitos como la gestión del agua, el medio ambiente, la agricultura, la educación, la cultura y transporte e infraestructuras. El gobierno aspira a que España se convierta en el primer socio comercial del reino alauí y que las buenas relaciones actuales ayuden a las empresas españolas a hacerse con suculentos contratos de obra pública. Actualmente, Marruecos ya es el primer destino de las inversiones españolas en África, y las exportaciones españolas alcanzaron en 2022 los 10.000 millones de euros.

Un ámbito de especial interés para el gobierno es el del control de los flujos migratorios, que también sale reforzado de la RAN, si bien no se han especificado cuáles serán las nuevas medidas conjuntas. Hay que destacar también el establecimiento de un mecanismo de diálogo reforzado entre ambos países, basado en el respeto mutuo, cuyo objetivo es “evitar todo aquello que sabemos que ofende a la otra parte, especialmente en lo que afecta a nuestras respectivas esferas de soberanía”.

Desde la Moncloa valoran de forma “satisfactoria” los resultados de la RAN, pero no han podido evitar que cunda la sensación, en buena parte de la opinión pública española, de que saben a poco. Los resultados podrían valorarse si esta hubiera sido una cumbre ordinaria, pero no la que debía escenificar un punto de inflexión en la relación entre ambos países. Sobre todo, habida cuenta del elevado precio pagado por España con su giro histórico sobre el Sáhara Occidental –y por extensión en el Magreb–, así como por el PSOE, que días antes de la RAN se quedó solo, junto a un puñado de diputados de extrema derecha, al votar contra una resolución que condenaba las violaciones de los derechos humanos en Marruecos en el Parlamento Europeo.

En su comparecencia conjunta, Ajanuch no solo elogió el cambio de la postura española en el Sáhara, sino que instó a Sánchez a “redoblar los esfuerzos conjuntos” para luchar en diversos ámbitos, entre los que citó “los grupos separatistas y las milicias armadas”, una clara referencia al Frente Polisario. Solo el futuro dirá si esta RAN marcará un antes y un después en las relaciones bilaterales, pero de lo que no hay duda es que Rabat parece a todas luces un socio insaciable.

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