Robots actuando en un escenario en la provincia de Xinjiang, China (22 de marzo de 2025). GETTY

La guerra de los robots industriales

China está ganando la carrera de la robotización de la industria, terreno en que el que EEUU va rezagado, incluso respecto a una Europa fuerte en este terreno. ¿Ha caído Trump en una ‘trampa ludita’ con los robots?
Andrés Ortega
 |  6 de mayo de 2025

De su impacto en las guerras militares en curso habrá que hablar también, pues los robots han entrado de lleno en los escenarios bélicos, no por ello reduciéndose la mortandad humana. Aquí nos referimos a los robots industriales, una guerra que está ganando China, y en la que Europa está bien situada. Trump quiere forzar un reshoring, para que regresen a Estados Unidos las industrias deslocalizadas, muy principalmente las del automóvil, y generar crecimiento económico y puestos de trabajo en el país. Se puede encontrar con que las industrias regresen, pero con robots en sus cadenas de montaje –como ya está ocurriendo– si quiere recuperar competitividad. Robots, además, importados.

Desde hace una década, año a año se registra un aumento notable de los robots industriales instalados en el mundo. El primer país a este respecto, con gran diferencia sobre los demás, es China, que además de poder compensar así su declive demográfico, ha dado un salto tecnológico y se ha convertido también en gran exportador de estas máquinas. “El arma secreta de China en la guerra comercial es un ejército de robots industriales, impulsados por inteligencia artificial, que han revolucionado la fabricación”, se señala en The New York Times. China la está aplicando muy especialmente al sector del automóvil con el boom de los vehículos eléctricos (VEs). Un coche eléctrico tiene un 40% menos de piezas que uno de combustión, lo que se traduce también en menor manos de obra y mayor facilidad de ensamblaje. La labor de los robots se ve impulsada, aunque aún requiere una supervisión humana especializada.

La superpotencia asiática se ha convertido en la economía que más robots industriales va instalando. La automatización de las fábricas está viviendo un nuevo rápido crecimiento en China bajo el impulso del propio régimen. No es casualidad que la primera maratón de humanos y robots humanoides se haya celebrado en Pekín. Tanto China como Elon Musk y otras empresas estadounidenses están apostando fuerte por los androides –que no está dicho sean las mejores formas de robots– especialmente en el terreno industrial, aunque empiezan a hacer su aparición en las fábricas.

En cuando a exportadores de estas máquinas esenciales, Japón va en cabeza (30,6% del total), seguido de Alemania (pero la robótica Kuka es propiedad del grupo chino Midea), Dinamarca, Italia y Suecia. Estados Unidos solo llega en séptimo lugar, con un 4,7% (le siguen Francia, Corea del Sur y Países Bajos). En valor, EEUU importa el doble de estos robots o sus componentes de los que exporta. Es decir, que en la carrera de la robotización –instalación, fabricación y exportación–, EEUU va muy por detrás de China, e incluso de varios países europeos. Aunque no se pueda hablar de una dimensión propiamente europea, sino nacional, este es un terreno en el que, si no se duerme, la industria europea se puede más que defender. Pero los robots no han escapado a los aranceles de Trump para preocupación de los que los venden y de los que los compran.

En la cuestión específica de la industria de los VEs, unos y otros tienen que afrontar la dura competencia de China. La UE está intentando invertir lo ocurrido durante lustros, cuando China importaba no solo capital, sino tecnología extranjera, o la adquiría comprando empresas, como la citada Kuka. Los europeos pretenden ahora atraer inversiones chinas acompañadas de tecnología china. Ya nadie puede decir que China no innova, como no hace tanto se decía. Hoy la china BYD copa ya un 27% de las ventas mundiales de VEs, y aunque los aranceles europeos a China están haciendo mella, los que copian hoy son muchos de los fabricantes occidentales. ¿Ha sido Tesla una excepción?

Las grandes guerras comercial-industriales son por la inteligencia artificial, los vehículos, los robots y lo cuántico, entremezclados entre sí, en su dimensión civil y en la militar. Trump puede haber caído en la “trampa ludita”, como la califica Brian Deese, ex director del Consejo Económico Nacional con Biden: los aranceles para proteger a la industria estadounidense y otras medidas, como las trabas a investigadores nacionales y extranjeros, pueden cortar a EEUU de la innovación global, de la que está aún en cabeza. Desde luego en lo referente a robots industriales. ¿No se lo ha dicho algún humanoide que ande por la Casa Blanca?

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