¿Preparados para el octubre electoral?

Pablo Colomer
 |  1 de octubre de 2015

El otoño llega cargado de citas electorales. Repasamos cuatro de las principales, todas en octubre, con el cambio pujando fuerte en Polonia y la continuidad haciendo lo propio en Portugal, Canadá y Argentina. O quizá sea al revés. La suerte está echada.

 

Portugal – 4 de octubre

Los socialistas firmaron con Bruselas el plan para el rescate financiero del país en mayo de 2011 y los conservadores se han encargado de aplicarlo, tras su victoria en junio de ese año. Los 78.000 millones de euros de la troika tenían como contrapartida uno de los ajustes fiscales más duros de la zona euro. Después de cuatro años de austeridad –reducciones de sueldos en el sector público, subidas de impuestos y recortes en las pensiones y el subsidio de desempleo–, el mapa político luso apenas ha cambiado, a diferencia de lo sucedido en Grecia o España. Socialistas y conservadores se disputan la victoria en unas elecciones reñidas. Ninguno parece cerca de una mayoría clara. Por el momento, gana la abstención y cierto desencanto.

El primer ministro, Pedro Passos Coelho, encabeza la coalición del centro-derechista PSD y el democristiano CDS-PP, que concurren bajo la marca Portugal por Delante. El líder del Partido Socialista es António Costa. El primero defiende que no hay que tirar por la borda cuatro años de sacrificios, sobre todo ahora, cuando comienzan a ver la luz al final del túnel. El PIB portugués lleva cuatro trimestres creciendo y este año el crecimiento de la economía podría llegar al 1,6%. Costa, por su parte, promete acabar con la austeridad, rechazar las exigencias del FMI y anular las privatizaciones y las reformas laborales, además de aumentar el gasto público.

Los dos grandes, en torno al 30% de los votos y un centenar de escaños, están lejos de la tercera fuerza política, el Partido Comunista, en coalición con los verdes. Según los sondeos ronda el 10% de los votos y una veintena de escaños. El PC podría sumar mayoría con los socialistas, pero su líder, Jerónimo de Sousa, rechaza el pacto, acusando a los dos grandes de ser iguales, al mismo tiempo que aboga por abandonar el euro. Otros partidos de izquierda, como Bloco y Livre, sí se han mostrado dispuestos a pactar con los socialistas, pero es probable que no lleguen a los 115 escaños de la mayoría absoluta.

La opción de una gran coalición a la alemana, por el momento, es descartada por todos los contendientes. La fragmentación del mapa político, esta vez sí como en España, dificulta y mucho las predicciones.

 

Canadá – 19 de octubre

La última década política en Canadá tiene nombre: Stephen Harper. En el poder desde 2006, el líder del Partido Conservador logró la mayoría absoluta en las elecciones de 2011, tras enfrentarse a una oposición falta de recursos y con liderazgos débiles. Entre ellos, el del intelectual Michael Ignatieff –por el Partido Liberal–, quien ha narrado su paso por la política en el brillante ensayo Fuego y cenizas. Hoy las tornas han cambiado y Harper se enfrenta a una oposición con brío renovado. Además, la situación económica, asunto clave de la campaña, no es halagüeña. Si Canadá había navegado por la crisis financiera y económica global con paso firme, en estos momentos la caída de los precios del petróleo sacude sus finanzas. El país ha entrado en recesión y, a pesar de la depreciación del dólar canadiense, las exportaciones no tiran del carro de la economía.

Sondeos recientes sitúan en cabeza al Nuevo Partido Democrático, liderado por Thomas Mulcair, aunque por escaso margen. Mulcair y su partido se han ubicado de manera clara en el centro-izquierda, lo que les está ayudando tras diez años de desgaste conservador. No puede decir lo mismo el líder del Partido Liberal, el telegénico Justin Trudeau –hijo de un ex primer ministro, Pierre Elliot Trudeau– a quien su indefinición centrista le está jugando malas pasadas.

 

Argentina – 25 de octubre

Desde el regreso de la democracia en 1983, Argentina ha estado gobernada por presidentes peronistas o radicales. Dentro del peronismo podemos distinguir dos vertientes: el menemismo, de corte neoliberal, y el kirchnerismo, digamos keynesiano. El segundo ha dominado la escena política en los últimos 12 años y parece que seguirá haciéndolo al menos en los próximos cuatro, a pesar de que su núcleo, Cristina Fernández de Kirchner (CFK), no se presenta a la reelección. El candidato oficialista, Daniel Scioli, del Frente para la Victoria, podría hacerse con el triunfo en la primera vuelta si consigue el 40% de los votos y diez puntos de distancia sobre el segundo candidato más votado. Sus principales rivales, por el momento, no consiguen acercársele en los sondeos. Por un lado está el radicalista Mauricio Macri, líder de Cambiemos; por otro, Sergio Massa, del Frente Renovador, que podríamos calificar de peronista disidente. Scioli, de todos modos, no es visto por el kirchnerismo duro como el sucesor natural de CFK, pues se le vincula con la derecha del peronismo.

El deterioro de la economía –crecimiento nulo, falta de inversiones, embargos en tribunales internacionales, inflación– podría llevar a pensar que los partidarios del cambio sean más numerosos que los de la continuidad. Sin embargo, como explica Mario Serrafero, “la agenda social del gobierno fue extensa y debe computarse de manera positiva, sobre todo por el papel desempeñado en los años siguientes a la crisis de diciembre de 2001”. El cuestionamiento, en todo caso, es el uso clientelar de la asistencia social y la inercia en cuanto a la construcción de una política genuina de empleo y desarrollo, añade.

Sea cual sea el resultado, el kirchnerismo ha dejado partidarios en los distintos órganos y estructuras institucionales, desde el Congreso hasta la administración, pasando por la justicia. A la corriente encarnada por CFK le ha costado diferenciar entre Estado, gobierno y partido. Quizá a esta no le importe volver en 2019.

 

Polonia –  25 de octubre

Los conservadores recuperan terreno a marchas forzadas en Polonia. En mayo de este año Andrzej Duda, del partido Ley y Justicia, arrebató la presidencia a Bronislaw Komorowski, de la centrista Plataforma Cívica, en el cargo desde 2010. Ahora para las legislativas los sondeos sitúan a su compañera de partido, Beata Szydlo, como futura primera ministra, por delante de la actual, Ewa Kopacz. Detrás de Duda y Szydlo está Jaroslaw Kaczynski, hermano gemelo de Lech, fallecido cuando era presidente hace cinco años en un accidente aéreo en Rusia. Jaroslaw se presentó entonces a las presidenciales, pero fue derrotado por Komorowski. Aprendida la lección, ahora parece que prefiere mover los hilos detrás del escenario.

Polonia es hoy la sexta economía de la Unión Europea tras haber aumentado su PIB en un 25% desde 2008. Este año la economía crecerá un 4,3%. Pero la percepción de los polacos es que el reparto de la riqueza no ha revertido en beneficio de todos. Los salarios del 80% de los trabajadores polacos siguen por debajo del salario medio, que ronda los 800 euros mensuales, la mitad que en España. Según el Banco Mundial, el índice Gini, que mide la desigualdad en la distribución del ingreso, pasó del 26,9% en 1989 al 32,8% en 2011.

Más allá de la economía, otro de los grandes asuntos de campaña será Europa. Ley y Justicia es conocido por sus posiciones euroescépticas. “La UE es nuestro hogar, la necesitamos –afirma Szydlo–. Pero tenemos que hacer lo que hacen otros: defender nuestros intereses”. En política social se oponen a los matrimonios homosexuales y la liberalización del aborto, en línea con la poderosa iglesia católica polaca. Y en política exterior comparten con el actual gobierno su rechazo al expansionismo ruso, sin duda otro de los asuntos de los que se hablará en la campaña.

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