POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 223

La herencia envenenada de Merkel

La versión muy ‘merkeliana’ de una vida que pasó de la acomodación al régimen comunista a encarnar el poder alemán en Europa.
Aurora Mínguez
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El 8 de diciembre de 2021, tras dieciséis años, cesé en mi cargo como Canciller (…) lo abandoné con alegría en el corazón”. Es muy fácil de entender el porqué. Angela Merkel se marchaba de la política activa, cansada y hasta desmotivada, dejando tras de sí graves problemas sin resolver. Se superó la crisis económica, sí, pero no se logró atar firme a los mercados, así que han seguido campando a sus anchas, sin controles, y continúan amenazando a los gobiernos cuando éstos atraviesan dificultades económicas.


Libertad: Memorias (1954-2021)
Angela Merkel
RBA Libros, Barcelona, 2024
816 págs.


Alemania se autoimpuso y estableció en Europa unas exigencias en materia de control de la deuda y el déficit público que nos ahogan y que han quedado ancladas en nuestras Constituciones.

Cada vez hay más voces en la República Federal que piden una reforma del Freno a la Deuda Pública, la Schuldenbremse, porque está lastrando el crecimiento económico e impidiendo las necesarias inversiones públicas. Ha fracasado la política de acercamiento y de appeasement que Merkel intentó una y otra vez con Putin.

 

«Europa está cada vez más desunida, necesitada de un líder con ‘auctoritas’, y no sabe cómo frenar en seco la llegada de inmigrantes»

 

Europa está cada vez más desunida, necesitada de un líder con auctoritas, y sigue sin saber cómo frenar en seco la llegada de inmigrantes. Peor aún, la Unión Europea se está olvidando de sus propios valores –el valor de la dignidad humana, la solidaridad– para no perder posiciones frente a una extrema derecha cada vez más fuerte y asertiva.

¿Es realmente sincera Angela Merkel a lo largo de estas casi 800 páginas de sus memorias? ¿Responde Libertad a todas las expectativas acerca de las confesiones de una política que fue en su momento definida como “la más poderosa del mundo”? Creemos que no. Lo que queda claro es que Merkel fue siempre pragmática: no se sentía a gusto con el régimen de la Alemania del este, pero tampoco se rebeló. Cuando cae el Muro, y en apenas un año, pasa de ser una persona anónima a portavoz adjunta del primer gobierno democrático germanooriental. Esto llama la atención en Bonn y a Helmut Kohl, quien la nombra, a pesar de su inexperiencia y de su origen germanooriental, dos veces ministra y secretaria general  de la CDU.

 

«¿Es realmente sincera Angela Merkel a lo largo de estas casi 800 páginas de sus memorias?»

 

El escándalo de la financiación ilegal del partido democristiano (1999) marca un momento clave en la biografía de Merkel: el asesinato político de su mentor y “padre político”. Angela Merkel pide públicamente la marcha de Kohl, y se hace con la presidencia del partido poco después. Llevaba sólo nueve años y medio afiliada a la CDU. Otra plusmarca. Pero no fue fácil: “Tuve que aprender por las malas y tuve que luchar por mi autoridad en el partido que se había convertido en mi hogar”.

Nadie puede negar que Merkel, conocedora de sus limitaciones, se esforzó y trabajó mucho, antes y después de llegar a la Cancillería. Se encontró con situaciones inéditas y buscó a personas y expertos preparadísimos –muchos de ellos con experiencia internacional– para ayudarla a tomar decisiones que iban a tener un efecto global: “Eran decisiones que, a veces, tomé tarde, pero nunca fueron precipitadas ni impulsivas”.

A diferencia de lo que ocurre hoy, hay que subrayar que Merkel tuvo la fortuna de que el Eje Franco Alemán funcionara correctamente, tanto con Nicolas Sarkozy como con François Hollande, y que su búsqueda tenaz de consensos ayudó a cumplir sus objetivos de entonces. Merkel luchó por obtener “su” libertad, otros vieron limitadas “sus” libertades por el diktat merkeliano. Y ahora todos nos preguntamos si “nuestras” libertades no van a estar muy pronto en peligro.