Autor: Borja Barragué
Editorial: Ariel
Fecha: 2019
Páginas: 264
Lugar: Barcelona

Sobre el presente y futuro de la socialdemocracia

'Larga vida a la socialdemocracia', de Borja Barragué, es un punto de partida excelente para aclarar la vigencia del término. Lejos de ser un libro denso o demasiado teórico, estamos ante una lectura ágil y didáctica.
Jorge Tamames
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De aquí a un tiempo, la palabra “socialdemócrata” se ha convertido en un test de Rorschach: un término que evoca ideas diferentes según quién lo emplee. La confusión tiene que ver con las reinvenciones que acumula esta familia política. Y también con las diferencias entre los partidos que dicen encarnar esta tradición en cada país. En España ser “socialista” es sinónimo de alinearse con el PSOE; en Estados Unidos, implica ubicarse a la izquierda del Partido Demócrata.

Larga vida a la socialdemocracia, de Borja Barragué, es un punto de partida excelente para aclarar la vigencia del término. El autor, profesor de Filosofía y Derecho en la UNED, señala dos virajes que en las recientes décadas han llevado al centro-izquierda a confundir y diluir su agenda, abrazando políticas de corte socioliberal. El primero fue su apuesta por la tercera vía: el intento, inicialmente exitoso pero cada vez más contradictorio, de “conciliar una política económica de derechas con una política social de izquierdas”, en palabras de Barragué.

La segunda apuesta fallida, ligada a la primera, fue apoyar políticas redistributivas (las que reparten la riqueza una vez generada) en aras de las predistributivas, que intervienen en las propias condiciones de producción económica. La socialdemocracia actuaría así como una suerte de Robin Hood, que sube impuestos –una medida en ocasiones impopular– para pagar servicios públicos en vez de atacar la raíz del problema: aumentando el salario mínimo o adoptando una legislación laboral que beneficie a los trabajadores, por ejemplo.

Aunque abunda en citas a pensadores de referencia para la izquierda –empezando por Karl Marx y Friedrich Engels y, más cerca de nuestros días, especialistas en desigualdad como Thomas Piketty o Branko Milanovic–, Larga vida a la socialdemocracia también rebate las ideas de pensadores como Ronald Dworkin, Robert Nozick, Mark Lilla e incluso el economista ultraliberal Juan Ramón Rallo. Pero la estrella en lo que a la arquitectura conceptual del libro se refiere es el filósofo John Rawls, cuyo velo de la ignorancia –simplificando mucho: la noción de que, para estructurar una sociedad de manera justa, sería necesario que sus futuros miembros la concibiesen sin saber qué posición ocuparían en ella– Barragué emplea para justificar la superioridad ética de las políticas socialdemócratas. (El autor también es capaz, cuando resulta necesario, de defender la eficacia económica de sus propuestas.)

Si Rawls se ha establecido como la brújula moral de muchos liberales progresistas, este ensayo defiende de manera convincente que tomar sus ideas en serio implica combatir la desigualdad social sin contemplaciones, interviniendo de manera decisiva en la economía de mercado. Podría decirse que el donostiarra Barragué, como el bilbaíno de adopción Indalecio Prieto, se ha vuelto socialista a fuer de liberal.

Su exposición –con frecuencia centrada en debates minuciosos sobre el funcionamiento de las políticas públicas– puede resultar peculiar a la hora de defender la socialdemocracia. Estamos ante una ideología que se edificó, en palabras de la politóloga Sheri Berman, sobre la “primacía de la política” frente a la economía. Una visión del mundo centrada en lo sistémico antes que en lo particular, que antepone los anhelos colectivos al interés individual. En vez de fundamentar sus razones de lo macro a lo micro, Rawls realiza una defensa de la socialdemocracia que parte de la deliberación individual y racional.

Tal vez por seguir este enfoque, y aunque incide con acierto en la falta de voluntad para desarrollar políticas socialdemócratas, Barragué no detalla con la misma precisión las circunstancias macroeconómicas en las que la socialdemocracia alcanzó su edad de oro: el sistema keynesiano de posguerra, en el que los Estados retenían una amplia capacidad de intervención en mercados domésticos con el fin de mantener el pleno empleo y favorecer a las clases medias y trabajadoras. Para diagnosticar los problemas actuales de la socialdemocracia urge entender su incapacidad para proponer un paradigma diferente al neoliberalismo, al menos hasta ahora.

Lo que Barragué omite en el campo de la macroeconomía queda compensado por el énfasis y conocimiento de causa con que desgrana, mediante una perspectiva comparada con otros países europeos, cuestiones más minuciosas pero igual de importantes para una agenda socialdemócrata. Por ejemplo, el funcionamiento de los Estados del bienestar y su diferente tipología, atendiendo a las coaliciones políticas que los aúpan. El autor también ataca sin contemplaciones a varias vacas sagradas del debate político en España: la idea de que es deseable contar con muchas pequeñas y medianas empresas (con frecuencia las PYMES son menos competitivas e innovadoras que empresas de mayor tamaño) o la lógica contributiva de nuestro Estado del bienestar, a la cola de Europa cuando se trata de limar desigualdades entre las rentas más altas y bajas.

Otro punto fuerte del texto es que se mantiene alejado de cualquier tentación partidista. Aunque las collejas que reparte a un lado –lo que llama, con ironía, la true left o “verdadera izquierda”– y otro –a liberales y conservadores– del espectro político en ocasiones le dejan con unos rivales de cartón-piedra, Barragué tampoco ahorra críticas al PSOE: el partido que, en España, más se identifica con la etiqueta “socialdemócrata”.

Lejos de ser un libro denso o teórico, estamos ante una lectura ágil y didáctica, que incluye anécdotas divertidas y hasta un “socialdemocratómetro” para determinar hasta qué punto el lector concuerda con las tesis del autor. En la medida en que a los socialdemócratas, como acaba de señalar Víctor Lapuente, les queda más futuro del que hasta ahora se sospechó, el libro de Barragué ofrece claves novedosas y útiles para el presente.