neutralidad de carbono
Liu Zhenya, presidente de la Organización de Cooperación y Desarrollo de Interconexión Energética Global ofrece una conferencia sobre los logros de China del pico de emisiones de carbono y la neutralidad de carbono el 18 de marzo de 2021 en Pekín (China). GETTY

¿Dónde está el plan chino de neutralidad de carbono?

Los objetivos de China son alcanzar un máximo de emisiones en 2030 y la neutralidad de emisiones en 2060, pero falta un plan a corto plazo.
Alicia García-Herrero y Simone Tagliapetra
 |  21 de abril de 2021

En tanto que mayor emisor mundial de gases de efecto invernadero, China determinará el éxito o no de la misión global de alcanzar la neutralidad climática a mediados de siglo (la única forma de impedir un alza en temperaturas globales por encima de 1,5 grados). Así, la declaración del presidente, Xi Jinping, en septiembre de 2020, de que el objetivo de China es alcanzar un máximo de emisiones de CO2 antes de 2030 y la neutralidad de carbono en 2060 fue ampliamente bienvenida. Pero Xi no presentó ningún detalle sobre cómo volver esa visión realidad, y un análisis de los planes actuales de China muestra claramente que el objetivo no se obtendrá sin grandes cambios.

 

 

Tras el anuncio de Xi en la Asamblea General de las Naciones Unidas en diciembre, se proporcionaron algunos detalles sobre cómo China alcanzaría dichos objetivos durante la Cumbre de Ambición Climática. En aquella ocasión, Xi esbozó los elementos preliminares de la contribución nacional que China –como los demás firmantes del Acuerdo de París– debe proporcionar con vistas a la cumbre climática de Glasgow, a finales de 2021. Xi declaró que China buscaba ser capaz de recortar, de 2030 en adelante, la intensidad de carbono de cada unidad del PIB en más de un 65% sobre los niveles de 2005 (comparado con el objetivo existente de entre el 60 y el 65% en 2030), así como la decisión de aumentar el porcentaje de combustibles no fósiles en el consumo energético al 25% en 2030 (comparado con un objetivo del 20%).

Como continuación del progreso ya realizado por China, más que una aceleración del mismo, los objetivos preliminares generaron dudas acerca de la viabilidad de que el país alcance su máximo de emisiones en 2030 y asegure la neutralidad de carbono en 2060. Las inversiones recurrentes de China en carbón –el principal componente del mix energético del país– han reforzado estas dudas.

 

 

En vez de rebajar su dependencia del carbón, en 2020 China desplegó 38 gigavatios en capacidad energética nueva basada en carbón, lo que equivale a toda la capacidad de generación de carbón actualmente instalada en Alemania. Se podría argumentar que la pandemia hizo de 2020 un año difícil para que China se centrase en el clima, pero queda por ver cuándo y de qué forma revelará el país cómo pretende alcanzar los objetivos señalados anteriormente.

El lugar más obvio en el que buscar dicha información es el XIV Plan Quinquenal chino, anunciado en el Congreso Nacional de marzo de 2021. Los planes quinquenales son la principal fuerza motriz tras las políticas públicas chinas a todos los niveles de gobierno. Desafortunadamente, en lo que concierne a medidas climáticas, el plan de 2021-25 se queda corto. Básicamente, esboza una continuación de las tendencias existentes, en vez de una aceleración de la acción climática. Al centrarse con fuerza en el desarrollo del sector manufacturero (con objetivos estrictos de innovación liderada por el Estado), el plan no menciona límites ni al carbón ni a las emisiones.

 

 

El XIV Plan Quinquenal se limita a reducir el impacto en carbón y energético del crecimiento del PIB chino. Los cálculos actuales señalan que las emisiones chinas continuarán creciendo cada año a un ritmo de entre el 1% y el 1,7% hasta 2025. Cabe destacar que el plan hace varias referencias al desarrollo del carbón, enfatizando su “utilización limpia y eficiente”. Esto está en línea con la estructura más amplia del XIV Plan Quinquenal, fuertemente orientada a garantizar la autosuficiencia de China en un entorno externo cada vez más hostil y, en concreto, la competición China-Estados Unidos. Otro apunte interesante es que el plan no hace ninguna referencia al objetivo de 1.200 gigavatios de capacidad solar y eólica instalada en 2030, que Xi mencionó en diciembre.

La ausencia de datos específicos para el periodo 2020-25 en el XIV Plan Quinquenal es preocupante, pero no significa que el compromiso de Xi en la ONU sea inalcanzable. Podría alcanzarse entre 2025 y 2030, o con medidas más estrictas en el propio plan a nivel central y local, aunque no estén impuestas en el propio documento. No obstante, la historia económica reciente de China muestra que los gobiernos locales promueven más crecimiento y no menos, por lo que obstaculizan el progreso en la reducción de emisiones.

Se espera obtener medidas más detalladas sobre energía, renovables, carbón y electricidad por arte del ministerio de Ecología y Medio Ambiente a finales de 2021 o principios de 2022. Tal vez entre ellas figuren finalmente los límites al carbón para 2021-25. Por si no fuese suficiente, tanto los modelos climáticos chinos como los internacionales señalan que las emisiones del país deben alcanzar un máximo en 2025 como tarde si China espera alcanzar la neutralidad de emisiones en 2050 (sirva como ejemplo un estudio de diciembre, coordinado por la Energy Foundation China y la Universidad de Maryland, que destacaba el peligro de enquistar los activos altos en emisiones y la necesidad de intervenir de forma rápida). Si las emisiones chinas no alcanzan su límite pronto, llegar a la neutralidad de emisiones en 2060 será un gran reto.

Artículo publicado en inglés en Bruegel.

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