La economía mundial atraviesa zona de turbulencias

 |  26 de julio de 2012

 

En Europa, el estado de alerta económica continúa. El cada vez más probable rescate de España por la ‘troika’ formada por el Banco Central Europeo (BCE), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Comisión Europea, está aumentando el ruido de las alarmas. Italia se prepara, asimismo, para un final de verano y un otoño caldeados. El primer ministro italiano, Mario Monti, se ha visto obligado a intervenir de urgencia para poner un cortafuegos a la crisis financiera de Sicilia, que amenazaba con extender sus llamas al resto del país, minando sus esfuerzos para enderezar la situación económica.

La deuda soberana conjunta de España e Italia es de casi tres billones de euros y los vencimientos de sus deudas en los próximos tres años superan los 700.000 millones. Según un reciente estudio del Deutsche Bank, una acción coordinada del BCE y del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) permitiría situar el coste de endeudamiento de ambos países en niveles manejables. La cantidad requerida para esa operación rondaría los 350.000 millones de euros. El BCE, por el momento, sigue sin poder ni querer ejercer la función de prestamista de último recurso, mientras la situación se deteriora hasta tal punto que ya alcanza a Alemania, donde los índices de confianza del consumidor llevan varios meses cayendo, mientras que Moody’s ha puesto la triple A del país en perspectiva negativa.

Mientras tanto, el frenético ritmo de crecimiento chino parece haber llegado a su fin. En el primer semestre de 2012, la economía del país creció “solo” un 7,6%, la tasa más baja desde 1990. La debilidad de la economía mundial, y especialmente de la europea, ha reducido el volumen de las exportaciones chinas y, con ello, también su demanda de commodities.

Tras 30 años de crecimiento vertiginoso, la economía china ha entrado en un periodo de transición. El gobierno de Pekín quiere que el consumo interno –que hoy apenas alcanza la mitad de la media mundial en relación al PIB– tome el relevo. Pero ese proceso tomará tiempo dado que exigirá la subida de los salarios, la revaluación del yuan y una mayor rentabilidad del ahorro, todo lo cual reducirá la inversión. El actual plan quinquenal, que termina en 2015, se refiere expresamente a la necesidad de frenar el consumo de materias primas importadas y estabilizar la tasa de crecimiento en el 8%.

El país está hoy lleno de bloques de apartamentos sin vender, carreteras y puentes sin tráfico y polígonos industriales sin fábricas. El dinero barato fue una de las principales causas del exceso de inversión en el sector, por lo que el banco central ha prohibido a los bancos conceder créditos hipotecarios para comprar una segunda o tercera viviendas, entre otras medidas.

En Estados Unidos observan con preocupación ambos escenarios, mientras la economía nacional sigue sin despegar. La tasa de paro sigue siendo elevada, un 8,2%, mientras el crecimiento estimado para 2012 es del 2,1%. Para la economía mundial, la perspectiva según el FMI es un poco mejor, con un crecimiento estimado del 3,5% para 2012, el ritmo más bajo desde 2009.

 

Para más información:

Fernando Becker, «Superar la crisis desde Europa». Política Exterior 147, mayo-junio 2012.

Yolanda Fernández Lommen, «El futuro incierto de China. Retos del duodécimo Plan Quinquenal». Economía Exterior 56, primavera 2011.

Enrique Fanjul, «Hacia un nuevo modelo de crecimiento chino». Economía Exterior 56, primavera 2011.

 

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