2014: doce meses de periodismo internacional

Myriam Redondo
 |  30 de diciembre de 2014

No están todas las que son, pero son todas las que están: noticias, fotografías y vídeos que dieron la vuelta al mundo en el año que acaba.

Enero arrancó con una Ucrania de violencia creciente, donde las imágenes de cócteles molotov, gases lacrimógenos y francotiradores en Kiev fueron dejando el protagonismo a la oscuridad y el frío del este: soldados embozados, edificios incendiados, tanques y muertos (en esta cabecera, fotografía de la fotoreportera española Maysun). Con el avance de los meses, las instantáneas de mineros y trabajadores de la siderurgia en Mariupol entrando a formar parte del conflicto simbolizaban un país que descendía a sus minas. Así está Ucrania un año después del Euromaidán.

En febrero, el presidente Víktor Yanukóvic abandonó el poder, pero nada detuvo la descomposición territorial. Rusia envió tropas a Crimea el 1 de marzo y se hizo con el control de la zona casi en un blitz. Intentando seguir este ejemplo, el movimiento independentista prorruso arraigó en el este, especialmente en Donetsk y Lugansk. Varias treguas y referéndums de secesión después, el conflicto se encuentra hoy en unas tablas enquistadas, con sanciones occidentales impuestas a Rusia hasta que deje de respaldar la agitación. Imágenes para el recuerdo: siempre las de las víctimas, pero además las de la pompa mesiánica que se agudizó en los dicursos de Vladimir Putin.

Mientras todo esto sucedía, Venezuela entraba en erupción para no calmarse en todo 2014 y renacían los selfies. Pero para los españoles marzo fue sobre todo el mes de la liberación del periodista Marc Marginedas tras casi seis meses de secuestro en Siria. La siguió la de los reporteros Javier Espinosa y Ricard García Vilanova (194 días retenidos), que dejó imágenes muy emotivas a su llegada a Madrid. “El periodismo vuelve a casa”, titulaba El Mundo.

También en marzo, un avión MH370 de Malasia Airlines desaparecía de los radares cuando cubría la ruta Kuala-Lumpur Pekín. Tras decenas de conjeturas (desde un ataque terrorista a problemas psicológicos del piloto) el aparato no fue encontrado. La angustia de los familiares, concentrados en un hotel de Pekín, se repartió por los televisores del mundo. El desastre puso a prueba la capacidad de comunicación de crisis del gobierno de Malasia, muy criticado por sus silencios, retrasos y contradicciones a la hora de facilitar información y por su brusquedad a la hora de dar por muertos a los pasajeros. Mismo mes (marzo) y una pequeña gran historia para el horror y la esperanza: los talibanes asesinaban en Afganistán al periodista Sardar Ahmad y toda su familia. Pero sobrevivió su hijo pequeño Abu Zar y la imagen del bebé recuperándose en un hospital se convirtió en un símbolo.

Abril: cerca de 280 niñas fueron secuestradas en Nigeria, operación reconocida en mayo por el líder del grupo terrorista Boko Haram, Abubakar Shekau. En las redes sociales se gestó una campaña inmensa para su liberación, #BringBackOurGirls, a la que se sumaron celebridades y líderes. Después la historia cayó en el olvido. Algunas niñas lograron escapar. De las demás aún no se sabe.

Otros prisioneros tuvieron más suerte. En mayo, EEUU realizó un canje que consiguió la liberación del sargento Bowe Berghdal, en manos de los talibanes durante 5 años, a cambio de hacer lo mismo con 5 prisioneros de Guantánamo. La historia, anunciada como un éxito político, se complicó al estilo de la serie de televisión Homeland, con críticas al soldado por falta de patriotismo y a Barack Obama por dejar en libertad a talibanes.

2 de junio abdica el Rey Juan Carlos. Días más tarde, una foto tomada por Massimo Sestini tras siete días empotrado en un barco de rescate humanitario se convierte en la flecha que señala la dirección penosa que lleva la inmigración en el Mediterráneo. El día 11, el Ejército Islámico (EI) se presenta en sociedad internacional con una espectacular toma de control de la ciudad iraquí de Mosul. Y el mapa de Oriente Próximo se desbarata. Todo lo que siguió a aquello fue asombro por este grupo extremista y sus avanzadas estrategias militares y de comunicación.

El 30 de junio asociaciones pro libertades civiles celebran un referéndum en Hong Kong en el que la población respalda masivamente la idea de participar en la elección del próximo representante del territorio (algo que ahora está fuera de su capacidad). Pero a las autoridades y a China no les gusta la idea y se evidencian las limitaciones de la fórmula “un país, dos sistemas”. Es la vistosa Revolución de los paraguas.

A comienzos de julio, el secuestro y asesinato de tres adolescentes israelíes y la muerte revanchista de un joven palestino tensionan Gaza. Hamás lanza contra Israel cohetes de mayor alcance que nunca y la respuesta de Tel Aviv es una gran ofensiva cuyos excesos exasperan a Occidente. Sólo en un mes, la cifra de muertos palestinos (casi todos civiles) supera los 1.400; la de israelíes (casi todos militares) 59. Los números de la tragedia ascenderían mucho más, y las imágenes que deja son muy duras, sobre todo por la muerte de niños. Fue un momento en que algunos periodistas tuvieron que resistir fuertes presiones gubernamentales por su emocional –pero verídica- forma de narrar los hechos, resistiendo a la propaganda israelí. A la corresponsal de RTVE Yolanda Álvarez le llovieron acusaciones  del cuerpo diplomático israelí. Otros periodistas terminaron saliendo del país.

El 17 de julio, el vuelo civil MH17 de Malasia Airlines se desploma sobre tierra ucrania. Todo indica que lo han derribado los rebeldes prorrusos al confundirlo con un avión de combate, pero el Kremlin pone en marcha una campaña de propaganda para demostrar que la responsabilidad es de Kiev. Las redes sociales fueron muy importantes para desmontar los bulos que circularon. Mientras tanto, las familias de los 298 fallecidos se desesperan viendo cómo las hostilidades en la zona impiden una recuperación respetuosa de los cuerpos. Las imágenes del lugar del accidente son desoladoras. También lo son las de los funerales.

En agosto, el EI inicia los ataques contra minorías de la zona que controla, como los yazidíes, y lanza una campaña de terror con la difusión de vídeos en los degüella a periodistas y trabajadores humanitarios occidentales. El más conmovedor, por golpear primero y encontrar desprevenidos a los medios, fue el de James Foley (19 de agosto). Después siguieron las ejecuciones del reportero Steven Sotloff y el trabajador humanitario David C. Haines. Y hubo más. Otros vídeos se regodearon en la violencia no sólo contra profesionales de la información sino también contra soldados, mujeres y ciudadanos anónimos. Pero para entonces los medios y las redes ya habían aprendido cómo dar cobertura al EI sin hacerle el juego. El periodista de Vice Medyan Dairieh logra un gran impacto al convertirse en el primero que se empotra en las filas del grupo extremista. El resultado, aunque no exento de polémica, es un gran documental.

Agosto fue también el momento en que se iniciaron las protestas por racismo en Ferguson.

Septiembre, mes en que un 55% de la población de Escocia eligió en un referéndum seguir formando parte de Reino Unido, empieza con imágenes de flujos masivos de refugiados en Turquía. Se calcula que más de un millón proceden de Siria y son principalmente kurdos que huyen del EI. Sin embargo, el tradicional enfrentamiento de este pueblo con el Gobierno de Ankara impide que sean ayudados de manera relevante hasta el mes de octubre. Entonces Turquía decide colaborar con los kurdos para impedir la toma de la estratégica ciudad siria de Kobane por parte del EI. Algunas fotos de la zona le han proporcionado al reportero Bulent Kilic el premio al mejor fotógrafo de agencia de 2014. También se popularizan las imágenes de combatientes kurdas

En octubre el periodista C. J. Chivers presentó una gran exclusiva sobre soldados heridos por armas químicas en Irak, pero sobre todo finalizó el juicio a Oscar Pistorius, el deportista que tantas competiciones ganó corriendo con dos prótesis de carbono en las piernas, por asesinar a su compañera sentimental. Fue un espectáculo de meses que hizo que muchos medios enviaran a Sudáfrica a sus corresponsales en lugar de dejarles cubrir procesos más relevantes del continente. Por ejemplo, el ébola, la gran crisis sanitaria del año, que las grandes cadenas de televisión empezaron a atender sólo cuando salió de África. Una fotografía del español Samuel Aranda publicada en The New York Times, con una niña agonizando en un suelo lleno de fluidos, se convirtió en símbolo del abandono de la población local ante la enfermedad, mientras las víctimas occidentales (en España Teresa Romero) recibían una atención muy superior.

2014 demostró que parte del futuro del periodismo de investigación internacional puede pasar por el periodismo de datos. En noviembre, el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) presentaba el resultado de meses de trabajo en los que participa una periodista española, Mar Cabra. Se llama Luxleaks: 28.000 páginas de documentos que demostraban que el ducado había firmado tratados secretos con cerca de 340 compañías (algunas tan relevantes como Pepsi o Deutsche Bank) para eludir un pago de impuestos. El escándalo salpicó a Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea. Era primer ministro de Luxemburgo cuando se produjeron los hechos. También en noviembre, la desaparición  de 43 estudiantes de Magisterio en Iguala desata una tormenta en México que levanta el barniz de modernidad del país y deja al descubierto su poso de violencia.

Dos grandes pequeñas noticias de noviembre que hablan del nuevo signo de los tiempos en periodismo internacional. La ONU anuncia que, después de 20 años, deja de financiar IRIN, agencia de noticias especializada en la ayuda humanitaria. Muchos que recuerdan que creció tras el genocidio de Ruanda, cuando se comprendió que el desconocimiento entre etnias había tenido un papel relevante en los crímenes masivos. Por otra parte, después de haberse convertido en un fenómeno viral se descubre que el vídeo Syrian hero boy, donde un pequeño sirio que arriesga su vida ante un francotirador para salvar a una niña, es falso. Los periodistas protestan por sus crecientes dificultades para discernir en el bosque de las mentiras de la información.

Diciembre es para Cuba. En abril, tras una investigación con participación del periodista español Alberto Arce, Associated Press informaba de un sistema de mensajería móvil creado por EEUU como caballo de Troya en Cuba. Se llamaba Zunzuneo, era secreto y pretendía impulsar una primavera cubana. Pero no hizo falta llegar a tanto: este último mes del año los grandes periódicos pudieron titular a toda plana que Washington y La Habana reiniciaban trato diplomático. Adiós a una de las últimas herencias de la guerra fría.

Para terminar, dos informes importantes conocidos este año: el de la ONU retratando a Corea del Norte como un gigantesco gulag de desprecio a los derechos humanos, y el de la Comisión de Inteligencia del Senado de EEUU reconociendo que en la lucha a favor del bien el país había dejado por el camino sus principios: las torturas que efectuó la CIA no se borrarán de la memoria de los países árabes.

Estas grandes noticias dieron lugar a algunas coberturas que serán premiadas en los Pulitzer y otros galardones de 2015. Hasta que se sepa qué fue lo mejor del año, es posible entretenerse con lo peor de 2014.

 

1 comentario en “2014: doce meses de periodismo internacional

  1. Buen resumen.
    Soy nuevo escribiendo, pero no tanto leyendo.
    Gracias por vuestro trabajo.

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