Con el descubrimiento de América por Cristóbal Colón, hace más de quinientos años, Europa se dotó de los medios para una hegemonía que el Viejo Continente iba a ejercer sobre el mundo hastaun período reciente, a pesar de la persistencia de sus divisiones. Los progresos materiales derivados de los nuevos avances en la agricul tura y la industria; los radicales cambios económicos y sociales originados por el nacimiento y desarrollo del mundo industrial; y el crecimiento demográfico han contribuido a generar flujos migratorios procedentes de Europa, y los han hecho dirigirse hacia el resto de los continentes para conquistar nuevos espacios vitales. América fue el principal continente de acogida de esos nuevos emigrantes; por otra parte, la aparición de los imperios coloniales aceleró los movimientos hacia África y Asia.
Las dos guerras mundiales (1914-1918 y 1939-1945), iniciadas en el Viejo Continente y que, de hecho, demostraron ser dos guerras civiles europeas conducidas a escala mundial, supusieron el debilitamiento de Europa y el fin de su hegemonía, provocando el nacimiento y desarrollo de movimientos de independencia en los imperios coloniales.
El flujo migratorio se ha invertido, dirigiéndose ahora de las antiguas colonias hacia las metrópolis, es decir, hacia Europa. El subdesarrollo persistente de los nuevos Estados, que frecuentemente accedieron a la soberanía internacional sin haberse preparado realmente para ello, junto con un crecimiento demográfico galopante que contrasta con un descenso de la natalidad en los países colonizadores, ha creado una auténtica presión –que corre el riesgo de crecer en los próximos años– a través de las mismas vías que antes, pero en sentido contrario, y con cifras mucho más im portantes que en la fase anterior.
La caída del mundo comunista y sus consecuencias; el nacimiento y posterior desarrollo de múltiples conflictos étnicos con sus implicaciones y efectos en cadena; y…

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